LA CASCADA PERDIDA

LA CASCADA PERDIDA

Postal natural del Arroyo Pigüé, fue durante muchísimos años lugar de visita y esparcimiento favorito de mucha gente. Es que las cascadas, sea cual fuere su tamaño, por el movimiento y remolinear de sus aguas, sea por unísono golpeteo contra las rocas, generan una atracción particular en quien se detiene frente a ellas. En estos parajes, cuyos arroyos recorren  serpenteantes por una llanura monótona, las cascadas se convierten en todo un atractivo. 

La Cascada del arroyo Pigüé, a escasos cientos de metros de la desembocadura  en la laguna Epecuén, fue desde los inicios mismos de nuestro pueblo, un lugar especial.  

Esta hermosa cascada, originalmente con una altura de casi dos metros,  era sin duda un espectáculo digno de apreciar. El tiempo, las obras de canalización sufridas por el arroyo y fundamentalmente la inundación de 1985 la hicieron prácticamente desaparecer.

 

LAS CANALIZACIONES Y DRAGADOS DEL Aº PIGUE.

Desde 1923-1924, producto del ingreso en un periodo seco que se acentuó en los años treinta, las autoridades locales  a pedido del sector turístico y comercial solicitó alguna obra paliativa importante, como por ejemplo conectar las lagunas aguas arriba (Encadenadas). El gobierno del Dr. Manuel Fresco respondió con una canalización y limpieza del sector final del arroyo. En 1938 se concluía esa canalización del Arroyo Pigüé en su desembocadura en Epecuén, partiendo desde antes del Molino Harinero Carhué.

Es probable que esa canalización haya restado altura a la cascada natural.  Esto lo sugieren las fotografías posteriores que la muestran con una no tan alta caída de agua.  En ducha oportunidad se corrigió la “viboreante” desembocadura,  sin embargo pese a lo costosa de la obra los resultados no fueron importantes, recibiendo ciertas críticas periodísticas.  Epecuén continuó en crisis por sequía.

Ya hacia 196-1968, la laguna se hallaba en otra etapa muy crítica en cuanto a su caudal. Las autoridades locales gestionan, también a pedido del sector turístico local, obras hídricas que derivan en una canalización y dragado desde el puente de la Celulosa Carhué, hasta la desembocadura misma de la laguna. La finalidad era, según esgrimía la Dirección de Hidráulica efectuar una limpieza de árboles y yuyos que frenaban y escurrían el agua antes de llegar a Epecuén. La cascada sufre estas obras perdiendo aquel esplendor que otrora la hiciera merecedora de elogios y suspiros. 

EL BALNEARIO LA CASCADA      

Antes, en 1960 en vista a que no había un balneario de agua dulce se tuvo la idea de montar algo en la cascada. Por entonces no había pileta de natación en Epecuén ni en Carhué y no todo el mundo acudía a la laguna Epecuén. Mucha gente iba a refrescarse al arroyo, a la cascada, cercana al puente de Marino. El lugar era el deleite de purretes, adolescentes y algún que otro mayor ávidos de frescura estival.  Se conformó una comisión que se denominó Pro Balneario Municipal la que estuvo conformada por Julio Cesar del Sol (Pte), Tomás Sarries (Srio), Roberto H. Laspiur (tesor), Dr. Emilio Cabello hijo, Orlando Bedacarratz y Martín Arriaga. La idea consistía en hacer un dique de contención para elevar las aguas 70 a 80cm, y crear una pileta con agua corriente del arroyo, limpiar el cauce de sedimentos, ampliar la forestación existe de tamariscos, colocar asientos y fogones.

La idea  no prosperó. Lo mucho o poco que se haya efectuado es probable que haya sido borrado en 1968 cuando se dragó el cauce del Aº Pigüé 

La cascada continuó siendo un lugar de visitas frecuentes de turistas, jóvenes bañistas hasta entrados los años 80. 

La laguna de Epecuén a partir de 1985 fue creciendo y avanzó sobre el cauce del arroyo hasta el puente mismo de “Marino” en el Acceso RP 60. El sedimento comenzó a acumularse y fue cambiando toda esa sección del Aº Pigüé.

Hoy es apenas imperceptible y solo los memoriosos y nostálgicos de los lugares en donde fueron alguna vez fueron felices pueden hallarla a la linda Cascada Perdida del Pigüé. 

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