LOS FORTINES
Las comandancias servían como asiento del comandante y de los regimientos encargados de custodiar una determinada sección de la frontera. A izquierda y derecha de estos cuarteles se establecían fortines a una distancia promedio de 5Km, aunque en ocasiones la separación era menor, particularmente en puntos críticos de la línea, caso la línea de la División Sud de Carhué.
La dotación de soldados de los fortines variaba generalmente entre 2 y 8 hombres dependiendo de la importancia del mismo. La línea de frontera de la División Sud era alrededor de 52 km. Y Levalle, dado el punto estratégico que era Carhué, hizo levantar alrededor de 35 fortines para proteger la posición.
La línea defensiva estaba sustentada en distintas líneas de fortines, como capas, en donde si se traspasaba la primera línea entre dos fortines, a escasas millas de metros se topaba con la segunda línea, estando todos los fortines casi a la vista ya tiro de fusil. . .
Muchos fortines fueron abandonados una vez establecida la posición, con una ocupación de pocos meses, mientras que en ese mismo lapso se levantaron otros que la experiencia dictaminó mejor ubicados.
Según el libro “Guardias, fuertes y Fortines de la Frontera Sur” cuyos autores son Thill, Jose Pedro y Puigdomenech, Jorge Alberto, en el actual distrito de Adolfo Alsina, existieron 40 fortines, algunos pertenecientes a línea de Guaminí y otros de la Puán.
EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN UN FORTIN DE LA LÍNEA DE 1876
Los fortines se ubicaban generalmente en alguna elevación del terreno, lo que permitía una buena visibilidad del área circundante y mejoraba las condiciones defensivas. Se encontraron además cerca de alguna fuente de agua potable, recurso indispensable para la supervivencia de hombres y caballos.
Los fortines correspondientes a la frontera de 1876 eran de planta circular, consistían en un montículo artificial, construido con ladrillos de césped que se apilaban hasta formar una plataforma que sobresalía del terreno entre 2 y 3 metros. En la parte superior del montículo se construía en ocasiones un rancho, o simplemente se colocaba una carpa para habitación de los ocupantes. Toda esta estructura estaba rodeada por un foso defensivo de 2 a 2,5 metros de boca por 2 a 2,5 metros de profundidad aproximadamente. Todos los fortines contaban con un corral para guardar los caballos por la noche, estos corrales eran también de planta circular y estaban rodeados por un foso.
Según la disposición del corral tenemos dos modelos:
• el corral y fortín eran adyacentes formando una planta en forma de 8.
• el corral rodeaba al fortín, configurando ambos fosos anillos concéntricos.
Durante 2003 se realizaron excavaciones en el Fortín Barquín, de la línea izquierda de Guaminí hacia Carhué. Este fortín se encuentra ubicado en la localidad de Arroyo Venado, sobre la Ruta Provincial Nº 65, que atraviesa el pueblo y una de las localidades de Guaminí y Carhué. Este fortín era, junto con el Fortín Portela, uno de los dos que se hallaban en la línea izquierda de la comandancia de Guaminí. Ambos fortines tenían similar forma y dimensiones.
Sobre estas características las fuentes documentales consultadas informan lo siguiente: (Memoria de Alsina, Informe Freyre, Descripción Zeballos)
Estanislao Zeballos aporta una descripción del Fortín Portela:
“Consiste en un túmulo circular de adobe de césped, con un diámetro de 10 m. en la base por 8 m. de diámetro en la parte superior, rodeado de un foso de 2 m. de diámetro por 2 m. de hondura, interrumpido por un andén de 0.50 m que da acceso a la escalera del túmulo, por la cual apenas puede subir un hombre. En la corona de aquel había una carpa, única habitación para la guardia de cinco soldados, y al pie del baluarte un pequeño corral para las bestias de servicio y abasto.”
A mediados de la década del ´60 la Dirección Provincial de Vialidad decidió ensanchar y mejorar la ruta nº 65, como resultado de estos trabajos, este y varios otros fortines que se encontraron sobre esta vía de comunicación, fueron profundamente alterados. En la mayoría de los casos, el Fortín Barquín incluido, se destruyó el montículo central y la parte superior del foso defensivo.
A partir de la información suministrada por el responsable del Museo Histórico Regional de Guaminí, Señor Eduardo Hiriart, sobre la existencia del fortín, se procedió a entrevistar a vecinos de la localidad de Arroyo Venado con el objeto de obtener datos sobre la ubicación y características de este asentamiento. Esta búsqueda fue complementaria con la relevancia de la información cartográfica disponible en el Archivo Histórico del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires. Como resultado de estas tareas se determinó la ubicación y pudo constatar que se trataba del Fortín Barquín.
Se recuperó gran cantidad de materiales, entre los que pueden mencionarse vidrio correspondiente a botellas de ginebra y una botella entera, dos bolas de boleadora de tosca, partes de un arma de fuego, proyectiles y cápsulas servidas de arma de fuego (Remington), botones. . , clavos, una hoja de conservación y objetos de metal no determinados.
Pero la mayor parte de los hallazgos corresponden a material óseo faunístico. Este material resulta sumamente importante ya que a partir del mismo es posible obtener información sobre las condiciones ambientales del área en estudio para la segunda mitad del siglo XIX. La presencia en los sitios excavados de especies animales asociadas a condiciones más áridas que las actuales (Guanaco, Mara), hoy día ausentes en la zona, estaría indicando un cambio significativo en las condiciones ambientales desde el momento en que se confirma la línea de fortines. . .
El material faunístico que nos permite conocer también las especies animales explotadas por los ocupantes del fortín y la utilización que de ellas hacían. Además de consumir la carne de estos animales se utilizaban otras partes para diversos usos, entre los que pueden mencionarse la utilización de los huesos como combustible. Los huesos, cueros, cuernos y tendones pudieron servir para la fabricación de diversos elementos tales como partes del recado, boleadoras, recipientes, etc.
• Se destaca la abundante presencia de restos de armadillos representados por grandes fragmentos de caparazón y placas sueltas, huesos largos, vértebras en muchos casos articuladas, mandíbulas y cinturas.
• Se recuperaron dos cráneos de caballo depositados juntos, sin observar ningún otro material asociado. .
• Se recuperó un esqueleto de ofidio con sus vértebras y costillas articuladas pero carentes de cráneo.
• En todos los sectores se observa la presencia de restos correspondientes a animales de tamaño mediano posiblemente oveja y venado de las pampas y otros animales de mayor porte (vaca y caballo). Todos estos taxones están representados por fragmentos de cráneo, mandíbulas y dientes, huesos largos en general fracturados, cinturas completas y fragmentadas, vértebras, costillas y huesos correspondientes al autopodio.
• Se recuperaron huesos correspondientes a aves y peces.
Cabe destacar en todos los sectores la gran cantidad de ceniza, carbón y tierra quemada, generalmente asociados con concentraciones de materiales tales como vidrio, metal y huesos quemados o no.
Se detectaron al menos dos ocupaciones. La más profunda, que coincide con el fondo del foso y los últimos niveles de la excavación, estos niveles corresponderían a la ocupación original del fortín.
Existe evidencia de una ocupación posterior a la que corresponde un fogón y un piso de tierra y tosca apisonadas. Presenta también abundante material óseo y otros materiales tales como vidrio que permiten asignarlo también al siglo XIX.
Información tomada del informe titulado “Investigación Histórica y Arqueológica de asentamientos militares de frontera en el Partido de Guaminí (Provincia de Buenos Aires)” 2003.