MULTIPLE CRIMEN EN CARHUE. LA TRAGEDIA DE LOS ALVES

MARTA ROA
TRAGEDIA ASESINATO MASACRE ALVES ALVEZ CARHUE

YA ESTAMOS IGUALES[1]

       

Mi noche es tu noche,

mi llanto tu llanto,

mi infierno tu infierno.

Nos tuerce en sus nudos

el mismo quebranto

 

            En la noche del 13 al 14 de enero de 1923, en el establecimiento “El Combate” de Ramón Alves, ubicado en el Cuartel 3o del partido de Adolfo Alsina, se desencadenaría “La tragedia de los Alves”[2]. Esa noche, un enamorado despechado, terminó con la vida de su pretendida, los hermanos de ésta y un peón del establecimiento, dejando con vida a la que acusaba responsable de sus desgracias: Isabel Alanis de Alves, la madre de cuatro de las víctimas.

            La crónica periodística, mucho más amena y tal vez más completa que los documentos de la época, relatan la sucesión de hechos transcurridos desde las 22 hs. del día 13 hasta mediado el día siguiente[3].

            Por ellos sabemos que Eusebio Tolosa, enamorado de María Angeles Alves, y rechazado por la madre de ésta, decide que, perdida toda esperanza de lograr el consentimiento de la novia negada, sólo queda impedir que esta pueda ser de otro hombre, y vengarse de la madre.

            Lo primero es sencillo, muerta la muchacha no habrá pretendiente que pueda quitársela. Lo segundo es más rebuscado, pero eficaz. Cuál es el mayor dolor para una madre? Es así que Eusebio planea la masacre, dejando con vida a la madre “para que aprendiera a sufrir”[4]

            Según la reconstrucción de lo ocurrido en esa fatídica noche de sábado, Tolosa se introdujo en la primera habitación de la casa familiar, donde dormían en sendas camas María Angeles y su hermano Manuel, hiriendo a ambos con un cuchillo -a Manuel en la cabeza y a la chica en el vientre-, para después ultimarlos a balazos.

            Seguramente alertados por los disparos, los hermanos Eduardo y Placeres intentan escapar. Logran llegar a un potrero cercano, donde los alcanza el asesino. Eduardo queda tendido desangrándose con múltiples heridas en el abdomen. A solo cien metros, Eusebio atrapa a Placeres, la cabeza de la infortunada muchacha queda casi separada del cuerpo por una feroz cuchillada.

            Pero hay que impedir que alguien intervenga en sus planes, quitándole el tiempo necesario para cumplir todos los pasos programados. Tolosa sabe que en un galponcito separado de la casa, duerme el otro peón, un joven de aproximadamente su misma edad. Penetra en el cuarto sorprendiéndolo en la cama y descarga un golpe de hacha sobre su cabeza matándolo en el acto.

            Ahora sólo queda asegurarse que doña Isabel sepa por que murieron sus hijos.

 

Ya estamos iguales.

Ya en ti roncos ecos

tendrán mis lamentos.

Te clavan el pecho

los siete puñales

del remordimiento

 

            Mientras Tolosa terminaba con las vidas de sus hijos, la señora Isabel se mantuvo encerrada, temerosa, en otro cuarto de la casa. Allí quedará hasta que hacia el mediodía siguiente, pasadas varias horas de silencio, osa asomarse y comprobar el horror.

            Corre en busca de ayuda, auque ninguna habrá que pueda paliar su dolor. En la habitación del frente, entre las camas de sus hijos Manuel y María Angeles, ha visto el cadáver de su matador, con un disparo en la sien derecha.

            Alertada la policía, llega al lugar el comisario Araoz con algunos agentes, vecinos y el único hijo sobreviviente de Isabel Alves. Ramón, entonces de 34 años, vivía en el pueblo, donde administraba junto con la esposa, un hotel de su propiedad, el hotel España. Todo lo que puede hacer entonces Ramón es tratar de consolar a su madre viuda y ocuparse de dar sepultura a quienes fueran sus hermanos.

            La policía al principio, talvez sorprendida por el relato de Isabel, sospecha de su participación en los hechos[5]. Sin embargo, revisado el cuerpo de Eusebio Tolosa, encuentran una carta entre sus ropas. En ella, aunque sin explicar los motivos que llevaron a su proceder, se declara único responsable de la masacre y, completando la venganza, aclara la razón de la supervivencia de la anciana[6]. Quiere que esta sufra mientras viva, sintiéndose culpable del destino de sus infortunados hijos. 

            Isabel logra sobrevivir a la tragedia catorce tristes años. La constante presencia de su hijo Ramón, su nuera y su nieta -una niña que ambos adoptaran[7]-, no alcanza para aliviar la pena producida por la trágica muerte de sus otros cuatro hijos. Finalmente, en la navidad de 1937, se suicida envenenándose con estricnina[8].

           

Ya no hay más que sombras,

aguanta la pena,

aguanta el quebranto

 

            Ramón Alves nació en algún lugar de España en el año 1889. Antes de 1907 había migrado con su familia a la Argentina, dado que ese año nace en este país su hermano menor, Manuel, uno de los muertos en la masacre de 1923. Ese mismo año Ramón había adquirido el que sería el hotel España[9], y se había casado unos años antes con la hija del dueño de la fonda donde después funcionaría el hotel[10]. Para 1923 Ramón sólo contaba con 34 años de edad y seguramente sentía que tenía un gran futuro por delante.

            Cuando su madre queda sola, la lleva a vivir con su familia y le construye una casa enfrente del edificio donde funcionada el hotel España, en la esquina que hoy forman las calles Pueyrredón y  Rasquin[11].

            Después de la muerte de su madre y con la hija ya casada, Ramón le vende el hotel España al Sr. José María Lasso y deciden con su esposa dejar Carhué. Poco tiempo después, en oportunidad de un viaje que hacen a Buenos Aires, fallece la esposa de Ramón en un accidente ferroviario[12]. Ramón se retira entonces a Salliqueló, donde permanecerá hasta su muerte, ocurrida en junio de 1954, por una insuficiencia cardiaca.

Tenía entonces 65 años de edad, el certificado de defunción lo firma el médico Andrés Sanseau y fue sepultado en Carhué, en la bóveda de la Alves[13].

 

La masacre de los Alves en la prensa de la época

 

EL DIA – La Plata – Lunes 15 de Enero de 1923

POLICIALES

Horrible suceso en Adolfo Alsina

HOMBRE QUE MATA A 5 PERSONAS Y LUEGO SE SUICIDA

DETALLES DEL HECHO

 

                En el cuartel número 3 del partido de Adolfo Alsina, se ha perpetrado un horroroso crimen del cual han resultado víctimas cinco personas. El hecho fue cometido en la noche de anteayer no habiendo tenido conocimiento de él la policía hasta ayer al medio día.

                Su autor es Eusebio Tolosa, quién armado de un cuchillo y revólver dio muerte en la estancia en la cual se albergaba a María, Manuel, Eduardo y Placeres Alves y a un peón de la misma estancia. A las 22 el criminal, después de cometido el quíntuple homicidio se retiró a su habitación adonde permaneció hasta ayer a las 7. A esa hora mordido quizá por el remordimiento, Tolosa decidió quitarse la vida, para lo cual se descerrajó un balazo en la cabeza.

                Cuando la policía se enteró de lo sucedido y acudió al lugar del suceso, se encontraron los cadáveres de las 5 víctimas y el del victimario. En las ropas de éste se encontró una carta en la cual se declaraba autor del hecho aunque sin explicar los móviles de su crimen.

                Los telegramas llegados ayer de Adolfo Alsina no agregan más detalles de este suceso, cuyas características recuerdan exactamente el que en Azul cometiera el tristemente célebre Mateo Banks.

 

EL DIA – La Plata – Martes 16 de Enero de 1923

POLICIALES

El crimen de Adolfo Alsina

Nuevos detalles del hecho

COMO FUERON HALLADOS LOS CADÁVERES DE LAS VICTIMAS. SEÑORA MILAGROSAMENTE SALVADA

 

                Ha causado penosa impresión en todo el país el horrible suceso que acaba de producirse en Adolfo Alsina y que, por la forma como parece haberse desarrollado, recuerda al que tuvo por escenario, no ha muchos meses, a una estancia del partido de Azul.

                A las primeras noticias sobre el crimen, que fueron adelantadas ayer solamente por EL DIA y por nuestro colega “La Prensa”, de la Capital Federal, debemos agregar nuevos detalles suministrados por la policía de dicho distrito, la cual se ocupa en estos momentos en el esclarecimiento del hecho.

                El criminal parece haber atacado a las víctimas cuándo éstas se hallaban durmiendo, durante la noche. Dos de ellas han sido halladas en el lecho y el peón en un galponcito donde descansaba. Las demás víctimas han sido encontradas fuera de la casa, lo que prueba que han intentado huir, siendo alcanzadas y ultimadas por el asesino.

                Una señora que también se hallaba en la casa, logró salvarse milagrosamente. Según sus propias declaraciones, habría permanecido encerrada mientras el asesino consumaba su obra, saliendo anteayer al mediodía para denunciar lo ocurrido.

                En conocimiento del hecho, el comisario de Adolfo Alsina, señor Araoz, se trasladó a la estancia de Alves, en compañía de varios oficiales y agentes y de un núcleo de vecinos.

                En la primera habitación de la casa fue hallado, sobre la cama, el cadáver de Manuel Alves, quien presentaba una herida de bala en la tetilla derecha y otras dos de arma blanca, en el parietal del mismo lado. En otra cama de la misma habitación, encontraba el cadáver de María Angela Alves, con heridas de arma blanca en el vientre y en la región parietal derecha y otra de bala en la sien, también del lado derecho. En el suelo, cerca de entre ambas camas, yacía Eusebio Tolosa, autor del bárbaro crimen, según se comprobó después por la carta hallada en sus ropas. Tenía una herida de bala en la región parietal derecha, con orificio de salida en el oído izquierdo. En un potrero fue encontrado el cadáver de Eduardo Alves, que presentaba heridas de arma blanca en el abdomen. Cien metros más allá, en un charco de sangre, con la cabeza casi separada del tronco, de una feroz cuchillada, se encontró el cuerpo de la joven Placeres Alves. Por último, en un galpón, la policía halló el cadáver de un peón, cuyo nombre se ignora todavía. Estaba junto a una cama y presentaba heridas de arma blanca en el abdomen y un hachazo en la cabeza, con pérdida de la masa encefálica.

                La policía incautó un revólver, un cuchillo y un hacha, que fueron encontrados en el lugar del suceso, presumiéndose que son las armas que ha utilizado Tolosa para realizar su funesta obra.

            La mujer salvada de la horrible tragedia se llama Isabel N. de Alves. Es viuda, y, según las noticias recibidas, cuñada del dueño de la estancia, Ramón Alves, quién se encontraba ausente al ocurrir el hecho.

                Los cadáveres de las víctimas han sido trasladados a Adolfo Alsina.

                Isabel, se encuentra preventivamente detenida, pues la policía no encuentra claras sus declaraciones sobre el desarrollo del suceso y sobre su salvación milagrosa. ¿Nos encontramos en presencia de un instinto criminal semejante al de Mateo Banks?

 

EL DIA – La Plata – Viernes 19 de Enero de 1923

POLICIALES

El crimen de Adolfo Alsina

ESCLARECIMIENTO DEL HECHO

                Desaparecidas las sospechas que en los primeros momentos después de cometerse el horrible crimen de la estancia El Combate, recayeron sobre la anciana Isabel M. de Alvez, madre de las víctimas, se comprobó que el único culpable del quíntuple asesinato fue Eusebio Tolosa.

                Este obró instigado por sus propios impulsos criminales que nacieron de la indiferencia que para con él observaba una de las víctimas, María Angela Alvez, con respecto a sus reclamaciones amorosas.

                La señora de Alvez, fuerte y dolorosamente impresionada por las sangrientas escenas que presenciara en la trágica noche, tanto más espantosas por cuanto hijos suyos fueron los asesinados, se encuentra sumida en un estado de abatimiento, que se teme por la entereza de sus facultades mentales.

                El criminal, en la carta que dejó escrita antes de pagar con su vida todos los crímenes perpetrados, declaraba que en su intención de exterminar a toda la familia de los Alvez, excluía a la anciana, porque quería que aprendiera a sufrir.
EL ARGENTINO – LA PLATA Enero 16 de 1923

 

UN HOMBRE EXTERMINO UNA FAMILIA EN CARHUE

DESPUÉS EL CRIMINAL SE SUICIDO. EL HECHO ORIGINOSE POR CELOS

 

En una chacra de Adolfo Alsina, el viernes último entre las 22 y las 23, Eusebio Tolosa, peón de la misma, dio muerte a tiros, horribles hachazos y feroces puñaladas a las señoritas Angela y Pláceres Alves, a los jóvenes Manuel y Eduardo Alves hermanos de aquellas y a otro peón cuyo nombre se ignora.

Ocho horas después el criminal se suicidó de un balazo en la sien. De la familia, sólo se salvó, por un milagro, la anciana Isabel V. de Alves, único testigo.

Parece que la tragedia fue determinada por los celos de Tolosa acerca de una de las jóvenes. Los cadáveres fueron hallados diseminados y con espantosas heridas, lo que prueba que el asesino persiguió a algunas de las víctimas.

Fue hallada una carta en la que Tolosa se declara autor del hecho.

 

*Marta Roa. Antropóloga UNLP.

PUBLICADO EN REVISTA DE HISTORIA REGIONAL MUSEOS DEL DESIERTO Nº8 

 

1Tango, letra de Francisco García Jiménez (1899-1983)

[2] Relato escrito por Domingo San Román, publicado en www.dsrmedios.com.ar

[3] “El Día” y “El Argentino” de La Plata, enero de 1923. Hemeroteca “Dardo Rocha”, UNLP

[4] Diario “El Día”, 19 de enero de 1923.

[5] Diario “El Día”, 16 de enero de 1923.

[6] Diario “El Día”, 19 de enero de 1923. 

[7] San Román, Domingo “La masacre de los Alves”

[8] Registro de cementerio. Acervo Documental Museo Regional “Dr. Adolfo Alsina”, Carhué

[9] Ramos, Ester (2007) “Recuerdos del barrio de la estación” Museos del Desierto. Revista de Historia Regional. Año 1 – Edición Nro 2, pp: 1-3. Una fotografía del hotel España, con la inscripción 1923 en el frente, aparece en el artículo de San Román.

[10] No existe registro del casamiento de Ramón, ni de ningún Alves, en los libros de matrimonio de la parroquia Nuestra Señora de los Desamparados. (FHL-INTL, Film No 1106477, Indice de Matrimonios, Vol. 1, Años 1886-1962)

[11] Esta casa sigue en pié (Domingo San Román, comunicación personal)

[12] San Román, Domingo “La masacre de los Alves”

[13] Licencias de Inhumación. Acervo Documental del Museo Regional “Dr. Adolfo Alsina”, Carhué

[14] Puede ser que Eduardo no naciera en Carhué, pues no aparece en los libros de bautismo de la parroquia Nuestra Señora de los Desamparados (FHL-INTL, Film No 1106478, Indice de Bautismos, Años 1886-1972). Puede ser que el primer destino de los Alves en la Argentina, no fuera Carhue.

[15] Considerado un error de registro. Tanto la tradición oral recogida por San Román, como la prensa de la época  menciona dos hermanas mujeres y dos varones entre los muertos.

[16] Suponemos que se trata de la madre de los jóvenes muertos por la coincidencia del nombre en la prensa y por la causa de la muerte. El diario “El Día” menciona a Isabel N. o M. de Alves, como cuñada de Ramón (martes 16 de enero de 1923).

[17] La información recuperada por San Román en Sallequiló, dice que Ramón falleció a los 80 años, ciego e internado en un geriátrico. También, que nunca volvió a casarse (San Román, D., “La masacre de los Alves” y comunicación personal). Para verificar estos datos habría que entrevistar a los descendientes de la hija de Ramón, en Salliqueló.

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