PRESBIT. JOSÉ RAED (1894-1958)

El cura comprometido
CURA RAED CARHUE

JOSÉ RAED (sacerdote en Carhué entre 1924-1933)

Hubo en Carhué un cura que cuando fue trasladado muchos se alegraron. Y hasta lo festejaron. Cuando corrió el rumor de que finalmente por orden superior se iba de la iglesia con destino a Saladillo,  sus opositores se regocijaron, e incluso escribieron artículos para los semanarios. Es que, decían “… desde niños, al sacerdote escuchábamos con unción, nos inculcaba la fe en Dios Todopoderoso, y esa fe se engrandecía con los años hasta convertirse en cierta devoción fanática. Admirábamos al hombre que llamábamos maestros, que modelaban las almas, que con abnegación cumplía la santa y benemérita misión de ayudar al infeliz con palabras de bondadosa dulzura”… [1]

El Padre José Raed, arriba a Carhué en 1924 para hacerse cargo de la parroquia que dejaba vacante el padreo Lorenzo Azategui. Desde 1919 se habían sucedido 5 sacerdotes que finalmente se alejaban del pueblo por distintos motivos. El último padre que más había permanecido había sido Primo Bichi, promotor de la construcción del templo que había llegado en 1905 y se había alejado en 1919.

Pero el padre Raed no era ese pastor que todos los estamentos políticos y de clase pretendían, bondadoso y sólo consolador para los momentos difíciles.

Son pocas las referencias escritas que aparecen en los semanarios sobre su accionar. Hacía 1925 se hace referencia a su condición de orador nato: En ocasión de las fiestas patronales en Guamini de ese año se lee: El panegírico de la Virgen a Cargo del Dr. Raed, ha constituido una bellísima y elocuente pieza oratoria que impresionó vivamente al auditorio.” Y sigue: “A la terminación de la procesión dirigió la palabra al pueblo, desde el atrio de la iglesia nuestro Cura Parroco Dr. Raed, quién en una valiente y enérgica arenga ha conmovido profundamente los ánimos del numerosísimo auditorio el que tuvo para el orador calurosas frases de admiración y de felicitación.”[2]

Fue promotor ni bien arribó al pueblo de los festejos del 25 de mayo de 1925, en donde se organizaron, luego de varios años, un verdadero festejo patrio con desfile, palabras alusivas, en especial las suyas como nuevo sacerdote y un Te-Deum. “ Este acto religioso que desde varios años a esta parte no se realizaba, dará una nota de distinción a los festejos, mereciendo desde ahora la aprobación y el aplauso general de nuestra población, que vuelve a ver incluido en el programa de fiestas este número que tanto se ha echado de menos en años anteriores.”[3]  

En 1926 se produce la visita de Monseñor Copello, acontecimiento de singular importancia para la época por lo ilustre del visitante y sobre cuyos actos y homenajes muchas fotografías registran dicho momento.

ACCION CATÓLICA

La Acción Católica establecida en forma orgánica por el Papa Pío XI es la partici­pación de los laicos en el apostolado oficial de la Iglesia de cuyos pastores reciben el mandato especial para sus tareas. En nuestro país se organizó con cuatro ramas bási­cas: Hombres (A.H.A.C. Asociación de Hombres de Acción Católica). Mujeres (A.M.A.C. Asociación de Mujeres de Acción Católica), los Jóvenes (J.A.C. Jóvenes de Acción Cató­lica) y las jóvenes (A.J.A.C. Asociación de Jóvenes de Acción Católica).

En nuestra Parroquia la Acción Católica aparece creada por el Reverendo Padre Raed, después de 1930

Otra de las acciones que inmediatamente puso en marcha fue la instrucción cristiana a niños a través de la Congregación “Hijas de María” que se comenzó a efectuar los domingos a la tarde.[4]

REVISTA ORIENTACION

El padre Raed entendió que una manera de llegar a sus fieles era a través de una publicación semanal sabatina, en donde se publicasen los aconteceres sociales y parroquiales siempre con un enfoque religioso cristiano. Titulada “Orientacion” la comenzó a editar alrededor de agosto de 1926 y hasta el año 1928 sumó más de 50 ediciones. Con un formato de Revista, en cada edición y utilizando la tapa insertaba una frase que sin duda representaba sus ideales. Así en una publicaba una frase del Papa León XIII (1878-1903): “Entre los medios más aptos para defender la religión, no hay nada más apropiado ni más eficaz que la prensa. Haced periódicos, responded a la prensa con la prensa, a las mentiras que manchan el papel, con argumentos y fórmulas de verdad en escritos extendidos con profusión”. Y así utilizaba en cierto modo su publicación. En los escasos ejemplares que se conocen se hace reiteradas referencias contrarias al accionar de los gobiernos socialistas de La Pampa en contra de la  iglesia, así como las injuriosas palabras vertidas por el diputado socialista Agustín Muzzio contra la fe cristiana. En las publicaciones abundan las notas sociales, sobre todo de personas allegadas a las congregaciones o practicantes y asiduos colaboradores de la iglesia, como el atentado efectuado contra el Sr. Intendente Municipal Sr. Rómulo Rosso, acaecido el 28 de septiembre de 1926 en Gascon, en ocasión de un robo en su estancia. Rosso salvó su vida gracias a que advirtió que había gente en su propiedad, cerrando la puerta a tiempo, incrustándose el disparo en la maciza puerta, a la altura del pecho. Los malhechores alcanzaron a fugarse amparados en la oscuridad llevándose un interesante botín.  

CAPILLA SANTA TERESITA DE EPECUEN

El Padre Raed en 1929 apoyó la iniciativa de dotar de una capilla al incipiente pueblo de Epecuen, trabajando con comisiones  de vecinos y turistas para reunir los fondos para su construcción.  Colocada su piedra fundamental el 12 de enero de 1930, fue culminada en 1932, acontecimiento que fue presidido por Monse­ñor Chimento, Arzobispo de La Plata y el propio Raed.

“PERTURBADOR SOCIAL”

Su compromiso social le valió gigantes enemigos en sus destinos. Hacía mayo de 1933 el rumor se confirmó. El padre Raed sería trasladado a un nuevo destino. Los pedidos de distintos sectores habían llegado a las altas esferas eclesiásticas. El semanario radical El Pueblo, desde que salió a la calle en 1927, jamás dedicó una línea a la acción del padre, lo que habla quizá de la relación entre ciertos grupos de poder con la iglesia. En la edición Nro 311 el semanario publica la colaboración del Sr. Adolfo Escribano Falcón quien vierte duros conceptos contra el padre. El semanario a modo de presentación comentaba: “Pero al decidir la publicación de esta colaboración, debemos decir nuestra palabra, la expresión de quién ha tenido la más irreductible oposición a las actitudes atrabiliarias del misionero que olvidara sus funciones religiosas para proyectar su maquiavelismo ingenuo y versátil, en la pantalla cinematográfica donde se exhibe y desfilan los juglares de la farsa. En estas columnas hemos censurado en reiteradas oportunidades, la intromisión indebida de este sacerdote en asuntos ajenos a su misión, poniendo en descubierto el espíritu y la finalidad política que lo impulsaba a erigirse en mentor incomprendido e incomprensible de la opinión pública, que manteníase sorda a sus recriminaciones y requisitorias apopléticas. La orfandad absoluta, con que se debatía en este ambiente poco propicio a sus veleidades megalómanas, han dado la razón a nuestras afirmaciones. Por ello, sinceramente deberíamos lamentar esta partida, puesto que su permanencia en nuestra localidad y si acción disolvente y confucionista, sembraba el desconcierto en las raleadas huestes de la reacción conservadora. Pero si bien se va uno, quedan otros políticos que lo reemplazan dignamente…. ¡El maestro ha hecho escuela!”[5]  

Si estos conceptos parecen muy duros contra el accionar de un cura que intentó llevar no solo la palabra de ayuda espiritual, sino que intentó solucionar, peticionar, gestionar ayuda material a cientos de familias pobres del pueblo, las siguientes  palabras del Sr. Ramón Escribano Falcon le duplicaran ese efecto. Bajo el título “Queremos un sacerdote y no un perturbador social” decía lo siguiente: “ ‘A un sacerdote se le debe respeto: es un ministro de Dios’, desde niños nos enseñaron esto, y luego lo comprendimos. Al sacerdote escuchábamos con unción, nos inculcaba la fe en Dios Todopoderoso, y esa fe, se engrandecía con los años hasta convertirse en cierta devoción fanática. Admirábamos al hombre que llamábamos maestros, que modelaba las almas, que con abnegación cumplía la santa y benemérita misión de ayudar al infeliz con palabras de bondadosa dulzura. Y quizás en nuestro ensueño quimérico nos lo imaginábamos acudiendo siempre presto a los hogares en desgracia para llevar el cuentuelo de su santa palabra y su bendición.

Pero esos fueron sueños de nuestra niñez, de nuestra juventud. La vida es de más ingrata en su realidad escueta. Y los ídolos caen, se dispersan en añicos.

[…] Tal es lo que ha sucedido con el señor cura de nuestro pueblo. Lo vimos llegar un día, y lo respetábamos: era un sacerdote, un maestro, un modelador de almas. Y nuestra fe en Dios y en la iglesia se mantenía latente. Pero la vida es ingrata…, los ídolos caen…. Y el fanatismo muere. Y muere irremediablemente.

No debe de haber clemencia para ese hombre que viste ese santo uniforme y que con sus actos desvergonzados matan nuestras ilusiones de niños!

Hoy nos llega la buena nueva que el cura se marcha. Yo llamo a toda la Juventud de nuestro pueblo, que le pidamos todos a la vez: -Que se marche, ¡Que se marche lejos! Yo, hijo de este pueblo, yo lo considero un peligro social. Un cura que ha subido en las tribunas de todos los sectores políticos, que desde esas tribunas ha desafiado con sus gestos, su voz, y sus palabras prepotentes a los oyentes, como queriendo dominarlos con sus ínfulas y alardes fanfarronesco de buen orador, con sus criticas y vituperios hacia tal o cual persona y con insultos rastreros ¡ Ese cura, ese sacerdote, ese ministro de dios, no merece mi respeto, no merece el respeto de ningún argentino que se sienta argentino¡ En la Iglesia, la santa casa de Dios, se necesita un sacerdote, un modelador de almas ¡ no se necesita un perturbador de clases callejero!

Digámosle que se marche, pero que no nos ha dominado con sus gestos de prepotencia disfrazado en el dolor de sus rencillas domésticas. 

Digámosle que se marche, pero que no crea que ha podido pisotear nuestra cultura, que no ha alcanzado a dominarnos con su alardeado gran saber.

Aun quedan quienes pueden enseñarle algo. ¡ Y es una vergüenza tener que decirle a un ministro de Dios que se le puede enseñar algo!

Y se le puede enseñar a ser culto. Y se le puede enseñar a respetar a los hombres, no todos son muñecos como él: hoy ponderando, en público, las virtudes de tal caudillo político, y mañana, por el sólo hecho de no haber cumplido algunas de sus absurdas pretensiones, denigrarlo a tal dirigente y tal partido político, y así sucesivamente con todos los caudillos y con todos los partidos. Es decir que el insulto nos toca a todos por igual. Por eso, yo en nombre de la juventud de Carhué bendigo al cielo que nos quita éste verdadero parásito social.

¡Que se marche, y que se marche lejos![6]” 

 JOSE RAED: DATOS BIOGRAFICOS

Nació en Buenos Aires el 14 de diciembre de 1894. Hijo de Félix Raed, de origen siriolibanés y de Josefa Raed. En 1907 ingresó al seminario de Villa Devoto y en 1911 fue becado para cursar estudios en el Instituto Latinoamericano de Roma. El 23 de julio de 1914 recibió el título de doctor en la Pontificia Universidad Gregoriana. A los 23 años, el 29 de octubre de 1917, fue ordenado sacerdote, celebrando su primera misa en la Iglesia San Juan de la Cruz, en Roma.

El 3 de junio de 1918 se le concedió el título de doctor en Teología, regresando ese año al país y trayendo consigo los ornamentos que luciría el primer cardenal argentino Santiago Luis Copello.

El padre Raed celebró su primera misa en el país en el Santuario Nuestra Señora de Luján. Al poco tiempo se lo designó teniente cura en la iglesia de Tandil y, a solicitud del padre Dr. Trelles fue trasladado a Juárez.

En 1924 se lo nombró cura párroco de Carhué, donde, con la colaboración de los vecinos construyó una capilla en las cercanías del lago Epecuén, en homenaje a Santa Teresita. Hizo lo mismo en Monte y Villa Ballester, donde también se desempeñó.

Cuando se trasladó a Carhué lo hizo con su madre Josefa Raed, viuda ya, quién el 3 de septiembre de 1932 fallecía a los 68 años luego de una larga enfermedad, tal lo anunciaba el semanario. Al funeral que se efectuó en la parroquia dieron su despedida la señorita Victorina Narbaitz, en nombre de la Congregación Hijas de María, una niña del asilo San José y su hijo, el padre Raed. [7]

"En 1933 pasó a ejercer su ministerio en Saladillo y lo hizo con enorme entusiasmo, asumiendo con gran responsabilidad las tareas que el nuevo cargo le reservaba. Su nueva iglesia, inaugurada en 1926, carecía de la torre. Con ayuda de la comunidad logró terminarla, comprando dos relojes para la misma. Pero faltaban las campanas. El 15 de enero de 1938, anunció al pueblo la compra de las mismas, cinco en total. En el plano religioso Saladillo, con el padre Raed, tuvo grandes procesiones y peregrinaciones por el tren a Luján.Pero, en otros aspectos, Raed no perdió el tiempo. De hecho pidió pronto al gobierno un Colegio Nacional. En el edificio que ocupara la antigua Iglesia erigida en 1865, hizo construir el Cine Teatro Parroquial. En 1942 impidió la venta judicial de una casa y asumió la defensa de los chacareros desalojados arbitrariamente de sus campos. Fue delegado de la Federación Agraria Argentina en Rosario, hecho hoy totalmente olvidado.  Porque Raed comprendió antes que nadie, el concepto de “justicia social”, y actuó siempre en defensa de todos los vecinos, aquí y en aquellos lugares en que ejerció su ministerio.En 1953 las autoridades de la Iglesia ordenaron su traslado a Azul. Resistido por esa comunidad, pasó a Lanús donde levantó otra capilla. Su último destino fue un pueblito llamado Máximo Paz. La muerte lo sorprendió en Buenos Aires el 23 de octubre de 1958 cuando iba a comprar estampas y medallitas para su pequeña iglesia.Fue pastor, evangelizador y servidor de la comunidad. Se adelantó por décadas a las encíclicas de Medellín y Puebla. Trató siempre de achicar la brecha entre los muchos que tienen poco y los pocos que tienen mucho. Eso, quizás, causó su declinación y sus “traslados constantes”, sobre todo a partir de 1955.Sus restos reposan en la ciudad de Saladillo, en la cual una plaza del populoso barrio Apeadero perpetúa su memoria como homenaje de una comunidad que lo recuerda con admiración y respeto" [8] 

GASTON PARTARRIEU

PUBLICADO EN LIBRO BAJO TU AMPARO. PARROQUIA NUESTRA SRA DE LOS DESAMPARADOS. 2016

[1] El Pueblo Nº 311. 8-4-1933.

[2] Carhue. Nº67. 20-8-1925.

[3] Carhué, Nº 54 21-5-1925

[4] Carhué, Nº 54 21-5-1925

[5] El Pueblo Nº 311 8-4-1933

[6] El Pueblo Nº 311 8-4-1933

[7] El Pueblo Nº 282 10-9-1932

[8] Enviado por Alberto O. Benítez - Silvina Victoria Benítez  (Enciclopedia de Saladillo a editarse)

 

 

 

 

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