SALA INMIGRACIÓN

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Finalizadas las “Campañas al Desierto” las tierras tomadas por el Estado se repartieron entre pocos estancieros, especuladores, jefes y soldados. La ley 947/1878 favoreció la formación de latifundios, al disponer que no se harían adjudicaciones menores a un área de cuatro leguas (10.000 ha). La valorización de las mismas, a medida que el modelo agro exportador tomaba auge, generó una fuerte ganancia por simple tenencia, favoreciendo muchos negocios especulativos. Los repartos y prebendas fueron el rasgo más saliente en la adquisición de las grandes estancias.

Hasta poco antes, los libres indios y el gaucho, se trasformaron en medieros, aparceros, o peones. El estanciero a su vez creo muchas veces la pulpería, se hizo intendente, juez de paz, dominó la comisaría y la comandancia de campaña.

El arrendamiento se constituyó en la forma básica de explotación agrícola y un gran negocio para el terrateniente, que cobraba altos precios y una serie de fuertes obligaciones para el arrendatario y/o aparcero. La inmigración que llegaba de a millones se encontró sin tierras y tuvo que radicarse en las ciudades.

El atraso agrícola en Buenos Aires respecto del resto de las provincias del Litoral era notorio. Fue el incremento de la actividad ganadera tras la posibilidad abierta por el frigorífico y la mejora de razas a través del mestizaje, el que dio impulso a la agricultura. Las exigencias requeridas para un ganado de mejor calidad eran invernación y campos alfalfados lo que le abrió paso a la labranza. Así la agricultura y ganadería convivieron durante las décadas de 1880 -1890 a través de la novedosa figura de la estancia mixta. La exigencia británica de carnes de calidad había estimulado esta transformación.

Hacia 1883 en Carhué - ocupado en 1876-, se inicia el proceso que posibilita al inmigrante adquirir solares, manzanas, quintas y chacras de 50ha, como máxima superficie. Las grandes extensiones ya tenían grandes terratenientes como dueño. Ya en 1886 por la ley 1827 del 28 de Julio se crea el partido o distrito de Adolfo Alsina con 583.000 ha. aprox, la que estuvo repartida en muy pocos propietarios.

En Adolfo Alsina, se fundó la gran Estancia “La Concepción” de Saturnino E. Unzue la que será una de las más grandes de la provincia, con más de 100.000 ha.

La agricultura entonces era inexistente en el distrito. La mayoría de las tierras, salvo excepciones, fueron grandes movimientos inmobiliarios especulativos, sobre todo en el oeste lindante con la pampa, observándose casos de varios dueños en menos de un lustro.

La estancia de los Unzué fue sin duda el motor del distrito, miles de caballos, centenares de miles de ovejas y vacas daban movilidad a la pobre economía del pueblo y del distrito, incluso a los distritos vecinos, pues esta se extendía por los actuales Salliqueló y Guaminí.

De sus administradores saldrían las personas más influyentes del pueblo, al punto de ser intendentes en varias oportunidades.

Nuestra zona del sudoeste bonaerense a partir de 1880, de menor riqueza de suelo, comenzó a formar parte del desplazamiento de la cría de ovinos que se efectivizaba para darle lugar a la ganadería, basicamente en la zona central de la pampa húmeda. Por ello luego de culminada la “campaña al desierto” la oveja fue el principal renglón económico de nuestras estancias, siguiéndoles la ganadería extensiva. Las actividades ganaderas no requerían una abundante población, ya que ocupaban grandes espacios pero pocos hombres. Eso fue, quizá uno de los motivos de lento crecimiento del pueblo de Carhué en esos años. Grandes estancias, pocos trabajadores y menos inmigrantes.

El ferrocarril era clave para la agricultura, y recién se estaban efectuando los ramales que cruzarían toda la rica llanura bonaerense. La declinación del ganado ovino comenzó hacia fines del siglo porque la lana cedió su lugar a la ganadería vacuna y a la agricultura cerealera, los que proveerían al país de productos exportables.

Después de la crisis económica de 1890, el trigo será quien actúe como un remedio casi milagroso. La agricultura sí requería gran cantidad de mano de obra y por otra parte, el tipo de trabajo implicaba el empleo de toda la familia.

El inmigrante en general no tuvo acceso a la tierra con tanta facilidad. Su asentamiento se realizó sobre todo en calidad de arrendatario. Ello implicaba que no tenía que realizar demasiada inversión, ni tampoco pagar la tierra como el colono, sí entregar una parte de la producción. Este régimen, además de la dureza de la vida misma en el campo, impidió el crecimiento del campo y los pueblos. De allí que no se formara una clase media rural.

Sin embargo el trigo daría un gran impulso a estas tierras del sudoeste bonaerense, convirtiéndose hasta hoy en la región triguera de la pcia.

El tren fue vital para la agricultura. Su llegada permitió, además, el crecimiento comercial y económico del pueblo y la conformación de nuevos núcleos poblacionales que en una década habría de multiplicar la población.

El FC del Sud arribó a Carhué en 1899, poco después el FC Oeste (1903) y en 1911 el F.C. Midland, haciendo de Carhué un interesante nudo ferroviario.

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