CARLOS "CHOLO" LASPIUR

cholo laspiur

LOS ELEGIDOS:

CARLOS ALBERTO “CHOLO” LASPIUR

 

ALGO MÁS QUE UN HOMENAJE

Como consecuencia de una serie de notas que vienen apareciendo en la sección deportiva de este semanario, bajo el título de «Los elegidos», hemos tomado contacto, a lo largo del tiempo, con un buen número de personas que han forjado determinadas facetas que hacen al deporte de nuestro distrito.

Es así que en el desarrollo de nuestro trabajo habitual, y en busca de los testimonios de esas personas, casi siempre fue recurrente e inevitable que sé nombrara a Cholo Laspiur. Esto resultó sobrado motivo para impulsamos a desarrollar la IIP Fiesta Anual del Deporte Adolfoalsinense en su homenaje y dedicarle hoy el mejor recuerdo en estas páginas.

CREYENDO EN LA FAMILIA

Después de ocho años de su partida, es el tiempo mismo el que aprende a tomar su momento de homenaje.Cholo juntó el aliento, la fuerza, el espíritu de lucha, el amor al otro, las buenas causas y los sembró sobre sus pares.Es así, que por donde fue pasando, las cosas tomaron ese mismo tinte. Supo hacer, cimentar, aunque después no pudiera esperar para ver los resultados.Puso en todo, esa forma de amor apaciguado que buscó perdurar y lo consiguió.Hoy su familia dice de él: «Por su forma de ser y de pensar, Cholo hizo propia la frase "Los hombres pasan y las instituciones quedan", es por eso que siempre estuvo preocupado en hacer fuertes las instituciones por las que pasó», dice su esposa.

«A nivel familiar, continuó, consideraba fundamental que siempre hubiera paz y armonía, y es probable que eso también se reflejara en su vida social y el ámbito laboral'.«Desde su ausencia, siempre se lo ha necesitado y extrañado, pero en principio, seguíamos atravesando etapas que ya estaban iniciadas y buscábamos las metas que habíamos fijado juntos y con los chicos. Ahora, concluyó esa etapa, la de los estudios de los tres, y ese apoyo faltante, se está haciendo notar», dice Monina.

Graciana, su hija, expresa: «Papá era un hombre transparente, pienso que como en casa, era en todas las instituciones donde participó. Un hombre fiel, honesto, afectuoso, simple, democrático y hasta cabeza dura.Estas cualidades hicieron que así como fue un GRAN PAPA, para una gran parte del pueblo, fuera un GRAN HOMBRE».

Tratando de definirlo, y sin limitar su imagen, su hijo menor, Fermín, cuenta: «El nos inculcaba respeto, amor, y nos impulsaba a volcarlo hacia todo lo que uno hacía. Consideraba que sólo con trabajo y seriedad, se podían hacer bien las cosas.Hoy en día nos enorgullece encontrar gente que esté hablando de él, de su personalidad, de su optimismo y su predisposición a mirar siempre para adelante». 

Nacho, otro de sus hijos agrega: «Pensar en un homenaje a ocho años de su desaparición, me hace rescatar inevitablemente su dedicación y a garra que puso en todo; cosa que a veces nos falta a los jóvenes.Papá creía en las instituciones y en su fuerza, por eso se proyectó y se volcó a ellas. También creyó firmemente en la familia, en su unidad y la solidaridad de sus miembros con lazos de amor reales; esto lo heredó de sus padres, y algo tan positivo lo volcó a nosotros». Concluyó.

 

LO QUE HEREDÓ SU COMUNIDAD

Quienes hemos vivido este siglo que termina, advertimos que uno de los signos del despojo que la humanidad acusa en su autoexterminio, es la ausencia del amor real y puro; y diariamente, vemos muestras que testimonian esa herida.A su vez, sabemos que lo entrañable jamás desaparece. Nos aguarda, en lo profundo de los grandes vacíos, para volver a hablamos de valores intactos que desnudan la raiz de este universo.Las amistades densas, trabajadas con lentitud y en tomo a una causa noble, sean asiduas, cotidianas o distantes, son dueñas de esa mansedumbre elemental y de esa extraña lealtad que las hace abarcar el tiempo que la vida concede, para atravesar luego lo que queda, con natural certeza.De esas amistades bien sus tentadas, Cholo supo cosechar muchas. Las causas nobles eran componer un equipo de basquetbol, un grupo de estudio, ser profesor, compañero de trabajo, o presidente de un club.

Quienes pudieron y supieron trabar relación con él hoy nos dicen:

Carlos María García de Quemú-Quemú:

«Es probable que para quie-nes como yo habíamos dejado Carhué mucho antes que Cholo se nos fuera, su desaparición física nos tocara de una manera distinta que al resto de sus otros amigos. Lejos de los lugares donde fuimos profundizando nuestra amistad, el recuerdo es la única artimaña para prolongar los momentos buenos y malos que vivimos y que inevitablemente, con sus alegrías y desazones van marcando nuestras vidas. De ahí que al repasarlo, sin elegirlo, cuando en la soledad de algún monto los evocamos, afloran lágrimas o insinuamos sonrisas, porque a pesar del tiempo transcurrido, vivimos de nuevo. Por ello Cholo Laspiur formaba parte de mis evocaciones en la distancia, antes de su muerte. Y era natural que así fuera, porque su forma de ser lo convertía para mí, en algo imprescindible. Tenía ese espíritu expansivo, comunicador, fortificante, que me hacía sentir con alegría su presencia. Tuve la suerte que compartiéramos sentimientos semejantes, y entonces su verborragia para analizarlos y buscar superaciones me daban el ánimo para compartir con él, y con más empuje, los sueños que forjábamos. El Club San Martín, con el básquet, el fútbol y su obra institucional fue el ámbito ideal para el afianzamiento de nuestra amistad. Más tarde en La Plata, durante nuestra etapa universitaria, con las mismas y ya otras perspectivas, esa trama amical se fue fortaleciendo. Luego en Carhué, una identificación política a través del Radicalismo acrecentó ese vínculo. De modo que Cholo y yo teníamos sobradas razones para estimamos, y siento orgullo en haberme sabido su amigo. Hoy no está, pero yo lo noto presente en cada proyecto que encaro y hace falta fuerza y pasión para llevarlo adelante. Está conmigo en cada triunfo o derrota de los Santos en cada paso progresista del Club, en cada alternativa de nuestro viejo Partido. Desde antes que se fuera lo siento presente, porque encama como amigo a tantos amigos de Carhué. Quien aún trasciende así para mí, no se ha ido. Su muerte es anecdótica. Vive.

 Según Héctor Milla:

«Recordar a Cholo significa traer a la memoria grandes recuerdos con un gran peso emotivo; significa volver hacia un tiempo de inicios, a una etapa de grandes desafíos e importantes proyectos y, a muchas horas de trabajo compartidas, con él iniciamos el camino hacia la realidad que es hoy Milla Neumáticos.Supe también de su gran preocupación y su máximo deseo: Que sus hijos lleguen a tener un título universitario; Hoy se sentirá orgulloso de ellos porque aquel sueño se ha hecho realidad.Qué más puedo decir de Cholo si todos hemos conocido como actuaba, «Siempre postergó sus intereses personales en beneficio de la comunidad, entregándole a cada institución en la que participó lo mejor de si".A Cholo lo recuerdo fundamentalmente como un gran hombre de bien, un excelente padre de familia, un extraordinario dirigente, en realidad un tipo bárbaro...Ah... otro lindo recuerdo que tengo: Fue mi profesor en el secundario y cuando íbamos a los bailes de la zona, él se prendía con nuestra barra. Cholo, fue un gran amigo de todos...

«Cholo» Laspiur estuvo muy ligado siempre al Colegio Nacional de Carhué. Fue alumno y ex alumno, docente transitorio y cooperador permanente. Fue padre de alumnos que quisieron el Colegio como propio, porque él les supo inculcar ese afecto, que fue esencial a su relación con el mundo. En vida, creo que su sentido de la pertenencia se mostró satisfecho, porque él sintió siempre que pertenecía al Colegio, del mismo modo que el Colegio le perteneció. Hoy, en el momento de esta evocación, puedo afirmar que todos los que lo conocimos, lo recordamos desde aquí con respeto y cariño, dijo Elsa Carranza.

Raúl A. González, ex in-tendente municipal, expresa: «Cholo Laspiur fue un chico, un muchacho, un hombre, un profesional y un padre de familia que en todos los actos de su corta vida dejaba bien en claro su bondad, su franqueza, su sentido de la lealtad, de la responsabilidad, su capacidad, su inquietud por las instituciones de la comunidad y su gran sentido de la amistad. Quienes compartimos muchos momentos con él, sabemos la enorme pérdida que significó su prematura partida al cielo».

Para Héctor Seijas, «Choo, más que un amigo, fue mi compañero de la vida. Estaba siempre de buen humor, disfrutando cada momento y cada cosa, una reunión de familia, de Club, de amigos, la playa, el fútbol.Vivía todo intensamente y con alegría contagiosa, para él todo era motivo de sonrisa».

Hugo Robilotte, nos cuenta de él: «Tuve la suerte de compartir casi dos años la misma casa, como estudiante en la ciudad de La Plata. El estaba terminando y yo comenzaba mis estudios universitarios, lo recuerdo un apasionado de las lecturas, en revistas deportivas de todo lo vinculado con los sistemas de juegos, me estoy refiriendo a tácticas en defensa y ataque, por ejemplo en fútbol, era fanático de un periodista deportivo muy polémico, que escribía por aquel entonces en El Gráfico, Dante Panzeri, quien pregonaba, por ejemplo, por encima de los resultados, el fútbol creativo, bien jugado, sin artimañas, en este aspecto Cholo en tácticas y estrategias fue, para llamarlo de alguna manera un estudioso y las aplicaba siendo Director Técnico de Fútbol del Club por el cual daba todo: San Martín. En esos años, en La Plata, había un Centro de Estudiantes Carhuenses muy activo y se disputaban encuentros de fútbol con otros Centros como Los Peruanos, Azul, Tandil, en fin y en todo esto siempre estaba la participación entusiasta de Cholo; hasta llegamos a venir una Delegación de los Estudiantes Carhuenses, para las vacaciones de invierno y jugamos de preliminar con la Reserva del Club San Martín, en un 9 de julio que era la fecha que ese Club festejaba su aniversario y creo que en Primera División disputaron un encuentro amistoso con Olimpo de Bahía Blanca ó All Boys de Santa Rosa».«En épocas más recientes, siendo Cholo Presidente del Club San Martín y yo Dirigente del Racing Club, lo recuerdo en nuestras actividades en Liga Carhuense de Fútbol donde también, dada su personalidad y por detentar la representación de una de las Instituciones más importantes, siempre tuvo un protagonismo especial, caracterizándose por el pasionismo con que defendía los intereses de su Institución, pero siempre con lealtad, siendo un dirigente de primerísimo nivel».

Héctor Jiménez, cuenta así su experiencia de amistad. «Nos conocimos desde muy chicos, fuimos bastante amigos y compañeros de correrías junto a otros por barrios y potreros futboleros también en el Colegio Secundario aunque yo iba dos años más adelantado por ser un poco mayor. Cholo siempre fue igual, un muchacho simple, humilde y honesto, que se hacía querer mucho por todos y muy apegado a la familia del Club A. San Martín. En nuestra juventud, practicábamos varios deportes, el más saliente fue el fútbol, él fue un buen jugador, de mucho criterio, creador e inteligente, si bien era un poco pesado, tenía buen manejo y cubría el sector de media cancha con mucha solvencia».«También en aquellos tiempos hacíamos basquet y en esta disciplina se destacó mucho, fue muy buen jugador y junto a otros en aquellos tiempos levantaron este deporte (hoy prácticamente desaparecido) a tal punto que casi todos los fines de semana se enfrentaban a equipos de Bahía Blanca, fue realmente un propulsor incansable de este juego».«Una vez recibido y de regreso al pueblo continuó trabajando para el club de sus amores en distintas sub comisiones, siempre con muchas ganas y corazón hasta llegar a ser parte de la comisión directiva, donde tuvo un desempeño ejemplar, más adelante llega a ser presidente del club y por varios años, ganándose un lugar preponderante y justificado en el historial de la institución».«Indudablemente hay muchos recuerdos para narrar, pero fundamentalmente debo manifestar que Cholo fue un muy buen amigo, mejor compañero, muy buen hijo, mejor Padre, con una Familia hermosa. Lamentablemente la muerte lo sorprendió muy joven todavía, con mucho camino que recorrer, seguramente hubiera sido muy útil no solamente para su Club sino también para la comunidad de Carhué.En este recuerdo siento la alegría de ver a su esposa y a sus hijos ya recibidos con el mismo cariño que Cholo se supo ganar».

Martín Laspiur, su sobrino, cuenta: «Es difícil expresar con palabras la admiración, el cariño y el respeto que representa en mí la figura de Cholo. Él es un modelo, una referencia permanente en todos los actos de la vida. Su participación institucional, su solidaridad y su sentimiento de unidad, lo hacen una persona, singular e irrepetible».«Las personas se valoran por lo que dejan en su paso por la vida. Cholo dejó un bagaje de logros deportivos, de obras realizadas; pero por sobre todas las cosas, una cantidad innumerable de personas que lo quieren y una excelente familia».

Oscar Donates compartió con Cholo muchas cosas, pero por sobre todo, aquello que los vinculaba al Club de sus amores, y al respectó dice: «Aún estando enfermo, seguía interesándose por el funcionamiento de su querido San Martín. Recuerdo que días previos a su muerte, el equipo se coronó Campeón de la Liga Carhuense de Fútbol, y ese mismo domingo, dirigentes, amigos, simpatizantes y jugadores, nos trasladamos a su domicilio para dedicarle el campeonato obtenido».«No podíamos hacer menos por la persona que tan bien supo regir los destinos del Club».

Ricardo ’Pochi” Laspiur, recuerda a su entrañable hermano diciendo: «Cholo era naturalmente un formador de grupos, de los que se hacía líder, sin que los demás se dieran cuenta». «Era un tipo que te traía alegría a tu casa y la dejaba cuando se iba.Era simplificador de cosas, si uno le presentaba un problema, con pocas palabras él lo esclarecía, lo solucionaba y te hacía ver la parte buena de las cosas». «Tenía la rara habilidad de decirte que no, si es que la respuesta no podía ser otra; pero siempre te dejaba contento». «En la vida mezclaba el hermano y el amigo, es por eso que no diferenciaba entre nosotros y sus amigos».  «Era un despiolado, y a su vez organizado, su vida era una permanente anécdota». «Rescato lo ejemplar padre de familia que supo ser, ya que junto a su esposa, supieron inculcarle a sus hijos los valores de la honorabilidad»

Luis H. Clavel, también compartió con Cholo su amor por los albirrojos carhuenses, de su relación, rescata: «Era muy buena persona; excelente compañero, gran e incondicional amigo, destacado y caballeresco deportista, inteligente y honesto directivo, con mucha visión de futuro. Pero como nadie es perfecto, tenía el grave defecto de ser demasiado humilde y bondadoso».

Carmen Zoratti y Coca Uría, disfrutaron de su grata compañía en horas de trabajo en la municipalidad local. Carmen cuenta: «Me desempeñé durante muchos años y de manera muy cómoda en el área de contaduría del municipio. Cholo enseñaba, pedía los trabajos, dejaba trabajar en libertad y confiaba en sus empleados». «La parte humana, era en él sobresaliente; tenía la sutileza de detectar el estado de ánimo del empleado. Recuerdo que en una época, las mujeres jóvenes que trabajábamos con él teníamos casi todas hijos chiquitos, y cuando el contador notaba preocupación en nosotras, nos autorizaba una disparadita rápida para ir a ver a nuestros hijos».

Coca Uría, hace referencia a la hora del recreo en la municipalidad. De ello recuerda: «Cholo compartía la hora del café con un grupo de empleados. Ni bien llegaba decía: Llora, llora urutaú, y los que estábamos ahí completábamos los versos. Él era lo único que sabía, pero para nosotros era motivo de alegría y nos daba pie para seguir con otros versos, alguna rima, algo del Martín Fierro. Él era quien amenizaba esa hora».

Gregorio Laspiur, tío del homenajeado, se refiere a él diciendo: «Hablar de Cholo, es hablar de mi sobrino dilecto, de un amigo y de un amigo de los amigos».«Fue un hombre franco y honesto; su corta vida sirvió de ejemplo para muchos. El pueblo entero tiene conciencia de su paso por la vida pública, en la vida cotidiana, comunitaria y deportiva». «Estas no son meras alabanzas, creo que en Carhué hay suficientes testimonios que valoran su capacidad».

Adhiriendo a esta nota homenaje a Carlos Alberto «Cholo» Laspiur también requerimos de los valiosos aportes de ex compañeros y dirigidos del basquetbol, como lo fueron el Profesor Osvaldo Herrera, Rubén Pérez Rey, Eduardo Paggi, Juan José Jiménez, Carlos Andrés, Carlos Castro y el «benjamín» Guillermo «Patito» Avit, quienes entre otros conceptos expresaron:

Carlos Andrés: «A Cholo lo tuve como profesor y especial-mente como amigo. Entre tantas anécdotas que recuerdo puedo de-cir que en mi época estudiantil, en más de una oportunidad, salíamos a las 17,45 del colegio y le manejaba el auto hasta Buenos Aires donde iba a visitar a su novia que luego sería su señora esposa, así tuve la suerte de compartir un sin número de vivencias. En lo deportivo, admiré a Cholo por sus dotes de jugador, pero más por su capacidad de juntar un grupo de gente que provenía de distintos clubes y formar lo que él denominó la «gran familia del basquet». En esa época a este grande le llamábamos «tubito» porque en las prácticas pedía un tiro y cuando encestaba decía en vez de «doble», «tubito». Por eso le pusimos ese mote cariñoso.

Juan José «Juanjo» Jiménez dijo: «Yo lo tuve de profesor en el colegio y desde allí comencé a admirarlo por su personalidad, humildad y todo adjetivo que se le pueda poner a un hombre bueno. Luego hicimos amistad a través del deporte, recuerdos habría mil pero lo que me viene a la mente, es que en la época colegial invariablemente terminaba dando clases de basquet y fútbol en el pizarrón". Fue un hombre que defendió con orgullo la camiseta de su club, como dirigente dio lo mejor, desde poner su auto particular, hasta manejar el reloj del partido".

Rubén Pérez Rey: «Lo admirable de Cholo fue que una sola persona congregó un montón de cosas, porque fue un excelente jugador de fútbol, del cual hay una anécdota en la que él se sentía mal y fue por el hecho de haber quebrado en un choque involuntario a Richard Finoia. Fue un gran jugador de basquet, temperamental e inteligente y luego remató su carrera convirtiéndose en un dirigente excepcional que en lo personal marcó diferencias con un San Martín antes de Cholo y otro después».

Osvaldo Herrera por su parte expresó: «Cholo fue tan grande que todo adjetivo es mezquino al momento de graficar o de definir su persona, como deportista fue un adelantado de su época, comparable con un Passarella o un Trotta actual. Tuvo además la gran virtud de haberse asociado a la dupla técnica de básquet junto al profesor Juan Carlos Trípode, juntos marcaron una gran etapa". “Particularmente creo que Cholo marcó rumbos imborrables para quienes tuvimos la suerte de compartir momentos de nuestras vidas".

Guillermo Avit: «Yo lo conocí desde muy chico, y Cholo fue como un padre deportivo, porque sabía estar jugando en el patio con sus hijos y me llevaba a practicar al club». "Lo recuerdo como un ser humano excepcional, un grande que cuanto más tiempo transcurre, más se agiganta».

Eduardo Paggi: «Por mi parte fui compañero de equipo en básquet, rival en fútbol y tuve la suerte de compartir una etapa de trabajo en el municipio, era algo increíble, con una capacidad para solucionar los problemas, que no he vuelto a ver algo parecido».

Carlos Castro: «Lo recuerdo como un grande, con él compartí partidos de basquetbol y como técnico en fútbol fue un adelantado, recuerdo que nos reunía en una piecita del Club San Martín y ante un tablero de ajedrez, planificaba los partidos". "Como dirigente creo que fue uno de los grandes que pasó por la institución, tal vez porque vivió los colores de su querido club sufriendo y emocionándose» .Estas personas contaron mil vivencias de su gran amigo. Esto que apretadamente quisimos contar y al momento de cerrar la nota todos coincidieron en opinar que fue un hombre con humildad, grandeza, apasionado por todo lo que hacía, excelente amigo, esposo y padre, de los hombres que la muerte sorprende en su juventud, cuando todavía tienen mucho para dar. Luego de un emocionado silencio y con el convencimiento de que espiritualmente Cholo estaba junto a ellos, dejaron grabado en esta redacción un fuerte aplauso en su querida memoria».

RECUADRO (VER FOTO)

En 1955, se disputó un Campeonato Comercial en instalaciones del Club Sarmiento. Cholo jugaba para un equipo denominado LAWER- PE (Laspiur - Wertein - Peña, que era la firma propietaria de la estación de servicio de Colón y Sarmiento).El resto de los integrantes eran Carlos García, Ornar Bravo de Laguna, Beto Laspiur, Raúl Pirosanto, Ornar Fea y Juan Pedro Hastoy.Quien oficiaba de director técnico era Ornar Van De Putte, y debido a su falta de conocimiento sobre este deporte, se limitaba a pedir "minuto" para que Cholo hiciera luego los ajustes necesarios.

 

NUEVA ERA CARHUE

Suplemento Especial

Edición Nº 354. 18 de enero de 1996.

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