En 1906 el int. Antonio Gallo dio una concesión para la instalación de un Mercado de Abasto a Joaquín Rufino Beunza y Hnos con la finalidad de que allí se puedan instalar pequeños comerciantes y productores de frutas, verduras, productos de granja y su carnicería “El Porvenir”, para abaratar la canasta basica de familias humildes.
Este “Mercado de Abasto” o “Mercado de Beunza” como se lo llegó a conocer también se instaló en un edificio ubicado en la actual calle Moreno 835, casi esquina Colón.
Don Joaquín R. Beunza y Hnos ingresaron al ramo de carnicería en 1902 cuando adquirieron a Luis Larrañaga su negocio de Carnicería Y Chanchería. Se inició así una larga tradición de la familia Beunza en el rubro de cría de cerdos.
Si bien no se el contrato de concesión, una de las clausulas era que transcurrieron 20 años, la municipalidad debe poseer el inmueble al 50% de su valor para continuar con su finalidad.
En 1919 Beunza Hnos (Joaquin R. y Gerardo), ofrece en venta al Municipio el edificio, cuestión que es pasada a Comisión de Hacienda del HCD. La misma es rechazada por considerarla inaceptable dado que el municipio debió pagar únicamente el 50% al culminar el contrato en 1927.
En octubre de 1920 se conforma en el HCD una Comisión Pro Abaratamiento de la Vida que en su informe solicita la adquisición del “Mercado de Beunza” con la finalidad de municipalizar el despacho de carne y productos de primera necesidad como leche y almacén. Dicha comisión realizando un informe aconsejando la compra del mercado y que sea manejado por una comisión: De puño y letra el concejal socialista Don Anselmo Cassini, expresaba:“Discutido en la sesión del 16 de octubre de 1920, el concejo le hizo una oposición despiadada, a pesar de la cual fue aprobada la municipalización de los artículos arriba indicados por desempate y luego vetada por el intendente, siendo rechazada por el concejo contra los votos socialistas. La compra del mercado se cumplirá, mediante la tasación y pagando el 50% de su valor en 6 anualidades de acuerdo con el contrato de concesión otorgado por la municipalidad anteriormente. Practicada la tasación el valor de la propiedad fue establecida en 58mil pesos debiendo la comuna pagar el 50%, o sea 29 mil pesos, pero el intendente Altube no dio cumplimiento a la resolución del concejo […]”
En febrero de 1922, la familia propietaria del mercado en virtud a lo anterior y por incumplimiento de su compra, solicita la anulación del contrato de 1906. En la sesión siguiente la Comisión emite un dictamen: Se resuelve en mayoría rescindir el contrato. Finalmente se comenzaba a borrar el recuerdo del viejo “Mercado de Abasto” o “Mercado de Beunza”.
En la actualidad solo queda la mitad de lo que fue la totalidad del “Mercado de Beunza”. Imperceptible para el transeúnte queda un vestigio de la gran arcada central que permitía el ingreso de los carros que traían las mercaderías. El Mercado poseía al menos cuatro locales con puerta a la calle, según se aprecia en la única fotografía que data de 1924. Muchos años más tarde en el ala izquierda supo existir una carnicería, seguramente vestigio de aquel viejo mercado.
Luego de cancelado el contrato entre los Beunza y el municipio, el edificio sufrió el destino de casi todos esos enormes edificios, comenzándose a repartir entre los herederos. Lo cierto es que Carhué no contó más con un mercado de ese tipo. En las obras proyectadas por el municipio para las cuales se contrató al arquitecto Francisco Salamone, se contemplaba un edificio de Mercado para Epecuén, el que finalmente fue cancelado.
Cada tanto se hallan pedidos de ese tipo en los semanarios o en las sesiones del Concejo Deliberante. Incluso se proponía entonces que si contar con un nuevo edificio era imposible económicamente, estaba la alternativa de las “Ferias Francas” durante los fines de semana. En 1988 se volvía sobre el punto de un mercado necesario para frenar el creciente costo diario de vida, que finalmente desembocaría en la crisis de 1989.
Un mercado, como existe en todo el mundo, incluso en las más finas ciudades europeas es una excelente opción, no solamente por la reducción de costos, sino por la posibilidad de consumir productos más frescos, sustentables y sin químicos, enfermedad argentina que se suma a los eternos problemas económicos.
PUBLICADO EN BOLETIN SOMOS #9 AÑO 2019.
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