ROMA HOTEL
Construido por don Francisco Arhex antes de 1894 fue, por muchos años, el hotel que llevó la delantera en importancia, confort y servicios, incluso resistiendo el embate del flamante poblado de Epecuen. No sabemos su nombre original dado que en los registros y documentos históricos figuran los hoteles Argentino, Horizonte, La Amistad y Unión, de los cuales no hemos podido hallar su ubicación.
A partir de 1899, con la llegada del tren, acaparó a los selectos turistas que llegaban a buscar sanación a la laguna Epecuén. Según testimonios familiares de sus constructores, un incendio casi lo destruyó e hizo que la familia lo venda. Sin mayores datos de esos momentos, sabemos que en 1914 era propietario Carmelo Dibartolo & Cia, luego hubo otros inquilinos como Ricardo Soraggi. Pedro Mangiarotti, Vercellini & Gamundi, para finalmente ser retomarlo Don Pedro Mangiarotti quien lo adquiere en 1936. En esos cambios de inquilinos, entre 1926-1928 fue rebautizado como “Hotel Plaza”.
ALGO DE SU HISTORIA
El Hotel Roma fue pionero en el desarrollo del turismo en Carhué. Las primeras referencias que se poseen datan de 1914 cuando era propiedad de Carmelo Dibartolo & Cia., el que ofrecía cuartos de baños con servicio de agua caliente y fría, algo no muy común en la época, además de Pastelería, Confitería, Bar, Billares y Cinematógrafo. Publicitaba asimismo la preparación “De Lunchs, Servicio Para Banquetes, Bailes, Casamientos Y Bautismos.”
El terreno fue adquirido por la familia Arex allá en las postrimerías del siglo XIX, pese a que originalmente fuera establecido como parte de la plaza.
Según Registro Catastral del municipio el terreno poseía según título, 2.999.59m2 de superficie, mientras que en 1940 la superficie cubierta era de 1470 m2. El hotel se fue levantando en dos etapas, siendo la última el segundo piso.
Tuvo épocas buenas y malas, por ello los registros periodísticos hablan de varios propietarios o inquilinos. En 1916 una publicidad anuncia al Hotel Roma propiedad de Ricardo Soraggi, con los mismos servicios que su probable constructor Di Bartolo.
En los años 20s fue ampliado con 70 habitaciones y agua corriente en cada una, siendo culminado poco después de 1924. En esos momentos era administrado por Pedro Mangiarotti que fue propulsor del adelanto de Carhué, en momentos del apogeo de la laguna de Epecuén.
Durante un breve lapso de dos años, desde 1926 a 1928, rentó el hotel a la sociedad “Vercellini, Gamundi Y Cia” quienes rebautizaron al establecimiento como “Plaza”, funcionado también allí un cine homónimo. Sin embargo esta firma se disuelve en 1928 y Pedro Mangiarotti retoma la actividad con nuevos bríos, convirtiendo al Hotel Roma en el primero en poseer termas propias con agua de la laguna. Fue sin duda un enorme adelanto que intentaba que Carhué no pierda la pulseada con Epecuén. Con este objetivo en 1923, Mangiarotti fue fundador y presidente del Balneario Y Termas De Carhué Sobre La Isla, distante a 17 cuadras de la plaza principal de Carhué y que pretendía resolver el problema del largo y costoso viaje que había que efectuar para llegar a los otros balnearios en Epecuén.
TERMAS PROPIAS Y OTROS ADELANTOS
En 1929 Mangiarotti consustanciado con la idea de que Carhué no podía perder el impulso que había tenido antes de los años veinte, cuando la hotelería crecía al ritmo que le proveía el turismo, decide instalar termas en su gran hotel. “Esta es la primera iniciativa de utilización racional de las aguas del Lago Epecuén, en un hotel del pueblo, que ha de beneficiar no solo a su propio iniciador, sino también a todos los hoteles de la localidad quien pueden disponer de un establecimiento bien instalado, para los veraneantes que se alojen en ésta, y especialmente en determinados día, no puedan trasladarse a los balnearios de la costa.” comentaba así una crónica periodística.
El agua era transportada por un pequeño camión cisterna desde el balneario particular del Sr. Alzaga Unzué (luego La Angelita) hasta el hotel, en donde era calentada para los baños, lo que le dio un gran impulso al hotel pese al pesimismo de muchos. Las publicidades de ese momento promocionan “100 habitaciones, confortablemente amobladas, departamentos especiales, comunicándose la habitación con el baño.”
El 24 de diciembre de 1930 el propietario inauguraba el nuevo salón Cine Teatro, dotado de palcos laterales para familias, más de 300 plateas y el “paraíso” de precios reducidos. Como se había hecho como salón para espectáculos al aire libre, las funciones que se realizaban durante verano y el clima no acompañaba se poseía un “techo corredizo y entoldado que deja resguardado al público de esos inconvenientes.” Con esto aportaba Mangiarotti una nueva posibilidad al público, pues durante temporada de verano las dos salas de espectáculos que funcionaban como cine, teatro y demás, al estar constituidas en hoteles, dejaban de funcionar para volcarse a otros servicios propios de la actividad.
Unos meses antes, el 28 de agosto, el Hotel y Cine Roma inauguraba el sistema sonoro y parlante que fue un real adelanto para una actividad social y cultural básica en el pueblo de entonces.
Ese mismo año de 1931, probablemente duro económicamente para el turismo, significó la constitución de una Sociedad Anónima denominada “Gran Hotel Termas y Cine Roma” constituida en Capital Federal la que integró como presidente Pedro Chiodi, Vice Dr. Alberto Mariani, Tesorero Pedro Mangiarotti, quien a su vez continuaría como administrador, y Secretario A. Zambrano Méndez. El nuevo proyecto establecía la construcción de 12 cuartos de baños para termas más, pileta de baños y otras mejoras para el verano como un ómnibus gratuito para pasajeros del hotel. Fueron los años treinta los del esplendor del hotel.
Su sala cinematográfica tuvo varios propietarios como P. Zanetti (1931), Oscar Balvidares (1935) Viuda de A. Rivera (1936 a 1940), José Allende (1941 a 1942) entre otros. En 1942 se inauguraba el Cine Rivadavia que funcionaría hasta 1945 en que se inaugura el Cine Teatro Español. Por su gran salón desde 1914 habían pasado entonces el Cine “Roma”, “Plaza”, “Ideal”, “Splendid” y “Rivadavia”.
FIN DE UN CICLO
Según Registro Catastral en 1937 Pedro Mangiarotti adquiere a Ignacio Dibartolo la propiedad y en 1946 es vendida a la sociedad “Sam Kornitzer e Hijo” con residencia en Avellaneda.
Pocas son las referencias que se poseen sobre el Hotel Roma y sus actividades desde 1945 en adelante, lo que hace suponer una pérdida de fuerza ante sus rivales de la Villa Epecuén. Un folleto de 1950 lo da con 26 habitaciones, capacidad para 54 pasajeros con 11 baños disponibles y 2 departamentos con baño. Lejos estaba de aquel esplendor de antaño.
Sin más datos sobre su accionar es de suponer que fue languideciendo en los años 50 hasta que cerró sus puertas definitivamente pocos años después. En 1965 ingresa al HCD un pedido de demolición del viejo hotel el que es remitido a la Comisión de Obras Públicas y Legislación quién no autoriza tal acción “...hasta tanto el solicitante no de pruebas que lo acrediten propietario de los edificado ya que en lo recabado figura ser dueño del terreno solamente.” Luego de un largo debate el Cuerpo aprueba el informe de las Comisiones, dictando una resolución que le daba 15 días al solicitante para que conteste quién es el propietario del edificio en el terreno de su propiedad, para recién tratar la demolición. El 17 de julio en reunión del HCD el Sr. Dámaso P. Quilez envía nota argumentando que el Sr. Carlos Meana es el único propietario del edificio y que posee los títulos de propiedad. Sin embargo es contestada solicitando presente dichas pruebas que acreditan la propiedad de lo construido.
Vaya a saberse porque entretelones no sucedió nada y en junio de 1966 la situación continuaba igual. El semanario “El Pueblo” en la portada y como editorial titulaba “Monumento a la Vergüenza” comentando “...ese adefesio cuya sola contemplación nos avergüenza como habitantes de una ciudad que quiere progresar, nos hemos habituado a su existencia y casi nos pasa desapercibida. Es inadmisible desde todo punto de vista que aún se mantenga firme, con su vetusta fachada carcomida, sus revoques resquebrajados, su infame aspecto de gigante muerto.”
A los pocos días ocurrió el golpe de estado que derrocó a Illia y todo quedó en la nada. Por ello el semanario vuelve a insertar el mismo titular un año después. Era ya un peligro para cualquier persona que pasase por allí, además de que estaba emplazado en plena plaza pública, sitio frecuentado por miles de turistas. La Comisión de Fomento, Higiene y Cultura del Municipio tomo cartas en el asunto, básicamente para rever los temas legales de la propiedad. Un decreto del 8 de agosto de 1967 autorizó a los propietarios a demoler el edificio, con un plazo de 180 días, cuestión que no se llevó a cabo.
Por ello el 14 de marzo de 1968 el Intendente Bedacarratz ante el incumplimiento decreta su demolición por licitación pública, haciéndose cargo los propietarios del pago a la empresa encargada.
Así terminaba la existencia el Gran Hotel Roma.
Mas Info: https://www.museocarhue.gob.ar/archivo-historico/investigaciones/el-fin-...