EL “TERRAPLÉN DE ROLITO”

Alesis Blengio
terraplen de rolito

EL “TERRAPLÉN DE ROLITO”[1]

 

Ubicación geogrfica:

En los márgenes del “Paraje Cilley” (ubicado en la sección de chacras de 50 ha del Cuartel II del Partido de Adolfo Alsina) se halla “El terraplén de Rolito” lugar que, después de la inundación de Epecuen pasó a ser un emblema de seguridad y resguardo para Carhué.  Este “Terraplén” defendió de manera estoica a nuestra ciudad al hacerle frente a los embates de las aguas que, de llegar hasta la Laguna Epecuén desbordarían sobre Carhué, haciéndola desaparecer indefectiblemente.

El llamado Terraplén de Rolito” se encuentra aproximadamente a tres kilómetros al noroeste de la hoy inexistente “Estación J.V Cilley” y su “playa” de 10 hectáreas (desde 1947 chacra particular de la familia Blengio), y a seis kilómetros al norte de la Escuela N°2.

Comprende un tramo de unos dos mil metros del camino real que viene desde Casbas costeando las vías del Ferrocarril Midland para luego doblar hacia el sudoeste extendiéndose por siete kilómetros de los cuales hacen a la vez de límite entre el Partido de Guaminí y de Adolfo Alsina (estando el camino dentro de este último). Este tramo de siete kilómetros se lo suele conocer abarcativamente como el “camino de Rolito” ya que es el último tramo más cercano antes de la Estación de ferrocarril del mismo nombre, la segunda estación del Ferrocarril Midland partiendo desde Carhué.

 

Volviendo a nuestro protagonista, los dos mil metros del mencionado “camino de Rolito” (devenido en terraplén) van desde el inicio del tramo de siete kilómetros sobre la primera curva descrita, limitando ésta con los campos de la estancia La Concepción, y se extiende más o menos hasta donde comienzan los campos de Balercia y Porota Amigo (ambos establecimientos apostados de uno y otro lado de la calle). Está ubicado justo en la zona donde las lagunas Del Venado y La Paraguaya, separadas aproximadamente por unos 5 kilómetros de distancia, se encuentran enfrentadas. En esta zona hay una depresión del terreno que se la suele conocer como “bajo de Ruiz”, ya que a esa misma altura a kilómetro y medio para el lado de la Laguna La Paraguaya se encuentran los campos que fueran en el pasado del chacarero Don Justo Ruiz. Este significativo tramo estaba atravesado por las vías del Midland en un sentido sudoeste-noreste escoltada a ambos lados por hileras de tamariscos (hoy resecos palos emblanquecidos por el salitre del lugar). Para el lado de Guaminí (esto sería, hacia el noreste del camino) se encontraban antiguamente los campos de Nuesch (al este de la vía) y los de Bergomás (hacia el oeste de la misma), y para el lado de Carhué, es decir hacia el sudoeste del camino real (ya dentro del partido de Adolfo Alsina), los campos de Eleuterio Seronero y de Porota Amigo (también de Seronero ya que esta señora fue esposa de uno de sus hijos) que se encuentra al sudeste del primero, vía de por medio.

 

     

El Midland y la Estación Rolito

En la época fundacional de Carhué y el Partido de Adolfo Alsina (entre los años 1879 y 1886), este sector norte del Cuartel II fue destinado al loteo de chacras de 50 hectáreas dispuestas en sentido noroeste-sureste. Estas chacras desde el comienzo fueron pobladas en su mayoría por familias de inmigrantes que se dedicaron a la agricultura familiar complementada con la cría de porcinos, aves, huevos, y tambo. El desarrollo de esta economía familiar fue alentado desde 1911 por la presencia del Ferrocarril Midland (renombrado “Gral. Belgrano” luego de su nacionalización en 1948). La línea férrea en cuestión estuvo habilitada hasta 1977 y cubría un recorrido de más de 500 kilómetros partiendo desde Puente Alsina (Partido de Lanús) hasta su punta de riel que era Carhué y cada diez kilómetros se apostaba una estación o apeadero, según la necesidad de la zona. Partiendo de Carhué, la primera estación era J.V Cilley ubicada en el kilómetro 507 de la vía y que tuvo pocos años de existencia, clausurándose en 1938 pero inmortalizando su nombre al designarse esta zona (que comprende el terraplén) como Paraje Cilley. La segunda estación era Rolito, ya en el Partido de Guaminí, estación de la cual derivaría el nombre del camino y luego terraplén del que es objeto en este trabajo. El curioso nombre de la estación, se debe al apodo del propietario del campo 'La Mensura" en el partido de Guaminí, Rodolfo Alzaga Unzué, como, del mismo modo Estación Saturno le debe su nombre a Saturnino Unzué. La línea férrea cruzaba esta zona de chacras del Cuartel II en dirección noroeste-sureste rompiendo de alguna manera con el diagrama en forma de damero al cruzar a las chacras comprometidas para su trazado en dirección diagonal.

A su vez estas chacras también se encontraban cortadas muchas veces por la presencia de lagunas. En el caso de este sector del Cuartel II, se encuentra la Laguna La Paraguaya apostada sobre el camino real que lleva a Fatraló y Salliqueló a la vera de las vías del Ferrocarril Oeste (Sarmiento luego de su nacionalización) y, para el lado de Guaminí, ya dentro del partido homónimo, Laguna Del Venado.

Históricamente, los márgenes normales de las lagunas del Venado y La Paraguaya se encontraban a 4 y 5 kilómetros respectivamente del denominado “camino de Rolito”, achicándose dichas distancias en temporadas más húmedas donde las lagunas mencionadas rebalsaban hacia terrenos adyacentes, aunque, no obstante, sin conectarse entre ellas y sin alcanzar las chacras circundantes al actual terraplén que, como mencioné en esos tiempos no era más que un tramo del camino real.

En definitiva, en los periodos de mayores precipitaciones, lo más terrible que podía suceder en estas latitudes alrededor del “camino de Rolito” era que se vean anegadas las partes más bajas de cada chacra que quedaban temporalmente bajo agua, y un camino estropeado por la humedad y el intenso tráfico que por él pasaba (recordemos que los caminos reales eran, antes de la aparición de las rutas, los que conectaban una localidad con otra o con puntos de importancia, como estancias y estaciones de ferrocarril).

Sin embargo, la mano del hombre se encargaría que el paisaje y la “normalidad” de esta zona se viera modificada por completo y para siempre.

 

 

 

 

La Laguna del Venado

La Laguna del Venado y el Terraplén de Rolito se encuentran dentro del sistema de las Encadenadas del Oeste Bonaerense. Esta cuenca endorreica que escurre de este a oeste y que la conforman las lagunas Alsina, Cochicó, Del Monte, Del Venado, La Paraguaya y Epecuen, tiene la particularidad de tener una fuerte alternancia de períodos secos con periodos húmedos. Durante los períodos secos, las lagunas como la de Epecuén y Del Monte se contraen de tal manera que quedan prácticamente secas. Este fenómeno perjudicó considerablemente el turismo y la actividad pesquera[2], fuente de ingresos de una buena parte de la población de Carhué y Guaminí. Por tal motivo, luego de varios años de demandas y pedidos de soluciones se lograron algunas obras, como lo fue la canalización del Arroyo Sauce Corto para que desagote correctamente en la Laguna Alsina y entre 1965 y 1975 la construcción del Canal Ameghino que conecta la Cuenca de Villamanca (en el partido de General Lamadrid) con la cuenca de las Encadenadas del Oeste Bonaerense, aportándole agua  a Alsina para que por gravedad llegue a Epecuén, la más baja del sistema, quedando de esta manera todas encadenadas[3].

Con la realización de estas dos obras se solucionaría el problema de sequías, se reducía el riesgo de pérdidas en las cosechas y se sostenía la pesca comercial y deportiva.

El problema es que aparte de la realización de estas dos obras había que hacerles controles y mantenimientos adecuados, además de la realización de obras complementarias de suma importancia que nunca se llevaron a cabo, a fin de evitar que el caudal de agua que entrara a la Cuenca del Sudoeste no sea la demasiada como para comprometer las localidades a las orillas de las lagunas y los campos de la región. Cuando en 1975 se concluye la construcción del Canal Ameghino se coincide con el comienzo de un período muy húmedo donde las precipitaciones aumentaron considerablemente[4] prolongándose a lo largo de las décadas del ’80 y ’90, teniendo como su capítulo más dramático y triste la desaparición de la villa turística de Epecuén el 10 de noviembre de 1985. El agua que antes desbordaba en las zonas adyacentes de las lagunas de la Cuenca de Villamanca, ahora se deslizaban por el Canal Ameghino hacia las Encadenadas del Oeste casi sin control debido a la inexistencia de un manejo y de obras complementarias de regulación. Una vez en las encadenadas, el agua que desbordaba en las lagunas más altas desagotaba en las más bajas, siendo Epecuén el último escalón más bajo del sistema.

Es por ello que, y volviendo a la zona en cuestión, el denominado “bajo de Ruiz” y toda la depresión que se encuentra a la altura de esos 2000 metros de camino real (“camino de Rolito”) decantaban ahora en una “natural” cuenca donde el agua buscaría camino hacia la Laguna la Paraguaya ubicada del otro lado del camino a 5 kilómetros, para desembocar luego a Epecuén. Desde la segunda mitad de la década del ’70 la Laguna Del Venado comenzó a sobrepasar sus límites regulares escurriendo el agua sobre dicha depresión (Bajo de Ruiz) que se va estrechando a medida que avanza hacia el sudoeste, en dirección a esa parte del “camino de Rolito” buscando conexión con La Paraguaya. Es decir que, el agua avanzaba inexorablemente hacia los campos de cultivo de Nuesch y Bergomás, anegándolos por completo en pocos años.

Antes de 1978, el alteo de las vías del F.C. Midland sirvieron como defensa para que no fuera tanta agua hacia Epecuén, pero eso duró poco ya que el enorme caudal de agua no tardó en superar la altura del mismo que fue quedando anegado[5] en el transcurso de 1978 cuando el ferrocarril ya hacía unos meses que había quedado fuera de servicio (11 de Septiembre de 1977). Por ello, en 1979 cuando la empresa quiso levantar las vías hubo un tramo de aproximadamente 3 kilómetros donde no se pudo debido a que ya estaba bajo agua, tramo que muchos años después quedó a la vista ante la bajante de las lagunas en el periodo seco, con sus durmientes resecos y descalzados y los rieles semi-carcomidos por el agua, siendo estos las únicas evidencias materiales del paso del tren Midland por estas latitudes.

Traspasado el terraplén de las vías el agua continuó avanzando ya sin ningún freno ni barrera hacia el “camino de Rolito” traspasándolo en mayo de 1978 cuando el agua logra unir, a través de un importante caudal, la Laguna Del Venado con La Paraguaya[6], para escurrir por completo al Lago Epecuén quedando así todas las lagunas interconectadas[7]. El “gringo” Galo (Esteban Galo), vecino cercano al terraplén (campo contiguo al de Seronero sobre el camino que lo separa de la estancia La Concepción), fue testigo presencial de este panorama, ya que debió remolcar con su tractor a un vehículo que se había varado a la mitad de lo que hoy es el conocido terraplén y metido en medio le dio mucha impresión verse rodeado de tanta agua. Esta anécdota demuestra la gravedad de lo que estaba sucediendo en estas latitudes.

Atrás quedaba el típico paisaje de cuadros de cultivos limitados por sus alambrados que se extendían a orillas del camino de Rolito.  

Debido a esta situación y en busca de encontrar soluciones para evitar que más agua pase de manera desordenada a la Laguna Epecuén, en el transcurso de 1979 la municipalidad, mediante gestiones del intendente Lapacó, contrató a la Constructora Azul[8] para levantar el camino e instalar compuertas a fin de poder controlar los caudales de agua y seguir teniendo acceso a los campos (sobre todo la Estancia la Concepción) que se encontraban del otro lado. Una nota del diario local “El Pueblo” de enero de 1979 comunica sobre la reunión que tuvo lugar en La Plata entre el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, General Ibérico Saint Jean (de facto) y los intendentes de Adolfo Alsina, Antonio Lapacó y el de Guaminí, René Isslay con motivo de la preocupante situación hídrica, donde se dispuso “la realización de trabajos de construcción de compuertas que permita el trasvase y control de las aguas de las lagunas crecidas"[9]. Dichas obras estarían a cargo de Dirección Hidráulica. De esta manera se esperaba que en el plazo de 30 días procedieran a la realización y finalización de una escollera y colocación de una compuerta en el “camino de Rolito” con el fin de evitar su desaparición como tal, y a su vez mejorar el control del manejo del agua. Fue justamente desde esta fecha donde la Dirección de Hidráulica adoptó como política, con respecto a los problemas hídricos de esta región, establecer un “sistema de compuertas, por medio de las cuales se controlan las alturas, sus cotas y se van efectuando los trasvases que las circunstancias exija”[10]. El tiempo demostraría que esto no era suficiente para manejar y dar soluciones definitivas al problema.

A partir de 1979, esos dos mil metros del denominado “camino de Rolito” fueron levantados en distintas oportunidades conforme iba aumentando los niveles de la Laguna Del Venado, modificando de esta manera la fisonomía de ese rincón bonaerense.

En primer lugar, pronto los alambrados que estaban a la vera del camino fueron desapareciendo de la vista al ser tapados completamente por el agua, como así también las mismas chacras. A su vez, el elegante cruce/alcantarillado de ladrillos a la vista del Ferrocarril Midland que pasaba por ese camino, rápidamente quedó varios centímetros y luego metros por debajo de los alteos permanentes, desapareciendo de la vista para siempre. Estos primeros alteos, se realizaron con tierra y tosca que sacaban de dos grandes lomas adyacentes, la una sobre el camino vecinal que seguía del real y pasaba entre los cuadros de la Estancia La Concepción, y la otra que se encontraba al doblar hacia Rolito en dirección a Casbas[11]. Si hoy viéramos fotos de ese sector antes de las inundaciones y en el inicio de las mismas, no reconoceríamos que se trata del actual “Terraplén de Rolito”. En principio, donde estaban las grandes lomadas, hoy es campo plano, y el camino real que sobrepasaba la calle que lleva a Seronero, hacía una curva semi abierta traspasando la misma. Hoy el camino real dobla en un ángulo de 90° justo en la intersección de las calles de Seronero y la que lleva a la estancia.

Sin embargo, estos alteos no eran más que toneladas de tierra mezclada con piedras compactadas por medio de camiones y tractores, como así también la instalación de tres compuertas “endebles, viejas y mal engrasadas[12] que se ubicaban en la parte media del terraplén (el nuevo sistema de compuertas levantado en los 90 se realizó en la punta sudoeste).

Tomando nuevamente las palabras de Laspiur (2005) ese terraplén, al menos hasta 1985 no era más que un “camino elevado” a razón de las circunstancias. Para 1985 y 1986 el terraplén ya tenía una altura de dos metros y medio estando las compuertas mucho más debajo de la superficie del camino debido a los constantes alteos que se realizaban día tras día en esos meses desesperantes. 

 

El Terraplén de Rolito. Clave En La Crisis De 1985

En la segunda mitad de la década del ’80 (ya desaparecido Epecuén) el “Terraplén de Rolito” fue blanco de intensas disputas y tensiones en torno a su existencia/inexistencia, y a la apertura o no de sus compuertas. En torno a él se sucedieron las pasiones más intensas y encontradas, las discusiones más acaloradas y los sentimientos más antagónicos, desde el mismo momento en que empezó a levantarse (1979) pero sobre todo luego de la inundación de Epecuén donde ahora estaba en juego la existencia de las localidades de Guaminí y de Carhué. Y todo lo que sucediera para bien o para mal de ambas localidades dependía del tan cuestionado (desde el punto de vista de Guaminí) y a la vez defendido (para los Carhuenses) “Terraplén de Rolito”.

En vista de la gran importancia ya descrita, consideré apropiado resaltar los momentos más álgidos y significativos con respecto a él en esos intensos días luego de la inundación de Epecuén y en los primeros meses de 1986 y los años sucesivos. Este segmento lo elaboré a partir de los aportes del libro de Roberto Hugo Laspiur, “Cien días en la inundación de Epecuén” (2005) y notas periodísticas de la época.

 

1985

  • Antes de la inundación de Epecuén ya se había procedido a levantar el Terraplén de Rolito, obra criticada por el Intendente de Guaminí el 11 de noviembre de 1985 ante la reunión de intendentes de la región.
  • El martes 12 de noviembre la Comisión de Defensa Civil asegura que el terraplén está controlado estando cuatro camiones, un tractocargador y una retroexcavadora realizando tareas de relleno (el paso de las aguas era mínimo según ellos). Sin embargo, las Fuerzas Vivas ven con preocupación que si viene mucho caudal el terraplén no va a resistir debido a que no tiene la compactación suficiente porque, en palabras de Laspiur, solo era “un camino elevado en distintas oportunidades por las anteriores creciente” (Laspiur, 2005).
  • El viernes 15 de noviembre dispusieron abrir las tres compuertas de Rolito para aliviar la Laguna Alsina, traspasando agua a Epecuén, la que crecería de tres a cuatro centímetros por día y no se cerrarían hasta próximo aviso.
  • David Hirtz informa a La Nueva Provincia que Rolito sigue abierta trasvasando como 40 mts cúbicos por segundo a Epecuén, y aseguraba que ya se estaban haciendo aliviadores sobre el Terraplén de Rolito para facilitar el escurrimiento del agua hacia Epecuén. Medidas tomadas para que la situación de Guaminí no sea tan comprometida (Epecuén ya estaba el 50% inundado y no había esperanza de recuperarlo).
  • Martes 19 de noviembre: “la situación en Rolito es preocupante por no decir desesperante” (Laspiur, 2005). Ante su rompimiento, Carhué se vería seriamente comprometida. Se observa mucha presión sobre las compuertas y las brechas hechas por la Dirección de Hidráulica, calculando la cantidad de 8 camiones cisternas descargando su contenido a la vez sobre el terraplén, teniendo como consecuencia el deterioro cada vez más grave del mismo.
  • El pueblo de Guaminí se encuentra enfurecido por las compuertas de Rolito porque, entre otras cosas sospechaban que de noche los carhuenses las cerraban, alineándose sobre la avenida Alsina tractores y camiones para marchar hacia las compuertas para hacerlas desaparecer, teniendo los pescadores la gelatina de dinamita con la cual querían llegar en bote para volarlo. Ya habían volado el Mataco así que no tendrían dificultad de reventar un camino que lo “habían elevado y compactado, convirtiéndolo en un terraplén con compuertas endebles, viejas y mal engrasadas” (Laspiur, 2005). Volando Rolito, Carhué se encontraría en grave e inminente peligro de inundación.
  • Miércoles 20 de noviembre: El Coordinador Sofía debe ordenar el ensanchamiento de la brecha aliviadora en Rolito a más de 40 metros de largo para que no corra peligro Guaminí de toda el agua que venía de más arriba. Laspiur afirma en su libro que el camino de Rolito era la última contención que le quedaba a los carhuenses porque la vía del Ferrocarril Belgrano (que en algún momento ayudó a ser dique de contención) estaba totalmente bajo las aguas teniendo una cota de 105.02 IGM. El camino-terraplén de Rolito tenía (hasta ese día) tres compuertas (hoy son cuatro) con cotas de 100.83 y 99.03. A la fecha las compuertas estaban más bajo que el camino porque sobre ellas habían realizado sucesivos y constantes alteos realizados por Municipalidad e Hidráulica para evitar las anteriores inundaciones de Epecuén. A la fecha las compuertas ya estaban totalmente abiertas y se habían realizado varias brechas por Hidráulica a fin de evitar la rotura total del terraplén (traspasaba como 40 mts cúbicos por segundo hacia Epecuén).
  • Jueves 21 de noviembre: El ministro de gobierno Juan Antonio Portesi observa que en Rolito se respeta la cota 105.90 metros agrandándose la brecha a lo ancho, y se estabilizará la cota en Guaminí trasvasando agua a través de Rolito hacia Epecuen.
  • Domingo 24 de noviembre: Rolito seguía siendo un problema debido a que las brechas abiertas cada vez se hacían más grandes y se dudaba de que se pudieran cerrar luego. Gente de Guaminí merodeaban el terraplén en botes temiéndose que éstos tengan dinamita para reventarlo. A la fecha el intendente había aceptado mantener una guardia policial permanente de ambos lados del terraplén ocupándose las Fuerzas Vivas de brindarle ciertas comodidades ya que quedaría de día y sobretodo de noche. Por tal motivo ese día tomaron la medida de dotar a la vigilancia de una casilla que ubicarían estratégicamente en la parte sudeste del terraplén (en donde actualmente están las cuatro compuertas). Designaron a Mario Canero para conseguirla de algún chacarero. La casilla la dio prestada Carlos Andres cuyo establecimiento se encontraba aproximadamente 8 kilómetros de distancia lo cual su traslado fue complicado debido al mal estado de los caminos teniendo que cortar alambrados, trasponer sembrados pronto a la cosecha y trasladarla entre las vías del ferrocarril (seguramente un tramo desde la altura del establecimiento de Andres hasta el camino que desemboca directamente y linealmente al camino real que lleva a Rolito). Ese domingo a la madrugada, cinco y media de la mañana debieron buscar al mecánico de Prates y a los dos pilotos del helicóptero para llevarlos al terraplén para seguir con los trabajos de reparación, pero como el helicóptero no tenía suficiente nafta tuvieron que ir a levantar a Jorge Lacoume, jefe del Aero Club, para que les preste nafta. Es así que fueron en helicóptero a Rolito para hacer el cambio de guardia policial y dejar al mecánico de Prates. De ahí fueron a la Estancia La Concepción parta pedirle al encargado Guillermo Alanis que le suministrara atención y víveres al policía que se encontraba en la parte oeste del terraplén (o sea sobre la estancia) con la que los de Carhué no tenían comunicación posible ya que la brecha tenía en ese momento más 50 metros. Cambiaron la guardia y se volvieron para Carhué. Todo eso entre las cinco y las diez de la mañana.
  • Martes 26 de noviembre: Las lagunas del Monte y Del Venado se mantenían estables debido a que el agua pasaba por sobre el Terraplén de Rolito aumentando el agua 1 cm por día en la Laguna Epecuén. El diario La Nueva Provincia titulaba “La suerte de Carhué depende de Rolito” explicando que el terraplén que se extiende por dos mil metros de largo por dos metros cincuenta de alto estaba siendo de dique de contención al cada vez más fuerte embate de las aguas. Rolito ya tenía fisuras en tres sectores y sobre ellos se trabajaban en forma permanente.
  • Jueves 12 de diciembre: Por la tarde las Fuerzas Vivas mandan nota al intendente diciendo que, como medida urgente, entre otras, es poner todo el esfuerzo técnico y humano a la reparación de las brechas del Terraplén de Rolito para mantener cotas prefijadas en lagunas del Monte y Venado. La reparación también permitirá el tránsito desde una zona importante de producción ante la proximidad de las cosechas para derivarse a otros destinos, evitando así acentuar más la deteriorada economía del distrito.

El agua pasaba a voluntad por las compuertas abiertas y las brechas hechas por Hidráulica para que el terraplén no reventara. Se habían volcado (días anteriores seguramente) camiones de tierra para taparlas, pero el agua se las había llevado más rápido de lo que tardaban en descargarla. Era necesario que vinieran equipos y maquinaria específicos y helicópteros especiales para que depositaran gaviones de piedra de cantera sobre las brechas para taparlas definitivamente, por eso estaban angustiados porque no era más que un camino devenido en terraplén por fuerzas e imperio de las circunstancias (en los primeros días de enero gracias al gran esfuerzo que se hizo, el agua dejó de pasar y la preocupación se fue extinguiendo).

  • El día miércoles 18 de diciembre el ministro de Obras Públicas, Ingeniero Daniel Castro sostuvo en la entrevista dada a La Nación que el “camino de Rolito” sirve de dique y que en un primer momento como subió mucho el nivel de agua en Guaminí, se tuvo la impresión de que era necesario abrir un paso antes de que se rompieran los terraplenes. A tal efecto se abrieron brechas a ambos márgenes del dique de Rolito para salvar Guaminí ya que Epecuén ya estaba inundado y perdido, medida esta que posibilitó que el agua se desalojara lentamente.
  • Lunes 23 de diciembre: las Fuerzas Vivas envían nota al intendente en el que destacan entre muchas otras, la importante sugerencia de que una vez cerradas las brechas existentes en Laguna Cochicó y Rolito, asegurar los mismos con la incorporación de piedra.
  • Para el martes 24 de diciembre la novedad era que se había procedido con los cierres de las brechas del Terraplén de Rolito lo que permitiría un manejo más adecuado de las aguas a través de las compuertas ubicadas en el lugar. El Ministro Castro la semana anterior había dicho en Diario El Día que en 7 días procederían a sus cierres y había cumplido. En ese lapso de tiempo las tareas de la empresa contratista había demandado un trabajo fuera de lo normal, pero había llegado a su fin. La colocación de gaviones mediante helicópteros y la incorporación de tierra de cantera en grandes cantidades hicieron que las brechas se cerraran. La clausura del traspaso de agua a través de Rolito traía tranquilidad. “Cuando se depositó el último camión y el agua dejó de pasar a Epecuén todos los carhuenses lo festejamos como una verdadera conquista que nos devolvía la esperanza” (Laspiur, 2005). Fue un trabajo realizado por la Dirección de Hidráulica.

 

1986

  • El domingo 12 de enero de 1986 David Hirtz cuenta en el programa radial “Participando” de Dony San Román que luego del cierre de Rolito, el día anterior (es decir el sábado 11 de enero) se procedió a colocar las compuertas y se está trabajando para llevar el terraplén a su cota normal de funcionamiento de 107, es decir levantarlo 0,60 cm más. Además, afirmó que ya se dispuso, y ya están los fondos para realizar el escollerado (protección con piedra).
  • Recordemos que el 24 de diciembre se habían logrado taponar las brechas de Rolito solucionando gran parte del problema. El jueves 16 de enero se procedía al cierre de las compuertas. Por primera vez desde que se abrieron en noviembre era posible que nos salvemos. Sin embargo, y era de esperar, el cierre total de las compuertas fue rechazada por Guamini que se veía perjudicada.
  • Domingo 19 de enero: el agua pasa por debajo de las compuertas cerradas días anteriores.
  • Lunes 20 de enero: se realiza una cena informal donde se resuelve, ante la amenaza de voladura del Terraplén de Rolito por guaminenses, requerir a las autoridades que soliciten a la policía designada en el lugar, el resguardo del terraplén patrullando los dos mil metros de extensión y con la prohibición de estacionar sobre el camino de Rolito. Además, se solicitó para mejorar el control, trasladar la casilla que le había prestado Carlos Andres hacía más de dos meses, al centro del terraplén, al lado de las compuertas. Es necesario acotar que del otro lado del camino terraplén se encontraba apostados agentes de policía de Guaminí.
  • El jueves 23 de enero llega el Gobernador Armendáriz a Guaminí a lo que el intendente García Mérida le insiste en que se cumpla lo acordado en noviembre, es decir realizar vertederos en el Terraplén de Rolito a 105.90 para darle seguridad a Guaminí y Carhué. Luego va hasta Carhué recalcando ante el intendente y la población que “se hará lo posible para defender Carhué, entre otras cosas reforzando el Terraplén de Rolito, reparando sus compuertas y haciendo el alteo de la ruta 65 en 60 cm”.
  • Mes de junio: los niveles de las lagunas superiores volvieron a crecer y ello ocasionó que el Gobernador tomara la medida de abrir las compuertas de Rolito para pasar agua a Epecuén, medida que se llevó a cabo, según el Semanario El Pueblo el día viernes 27 de junio, para aliviar la Laguna de Cochicó en unos 30 a 40 cm repartiéndose dicho caudal entre Guaminí y Epecuén alcanzando ésta última una elevación de 5 centímetros más. Sin embargo, hasta la fecha de publicación de dicha nota (5 de julio de 1986) las compuertas seguían abiertas cuando dicho nivel supuestamente ya estaría alcanzado y manifestaba que de manera extraoficial el Ejecutivo de Adolfo Alsina y el Consejo Deliberantes determinaron no acatar lo dispuesto por la Dirección de Hidráulica[13].
  • En septiembre del mismo año, el Semanario El Pueblo informa que el Concejo Deliberante aprueba por unanimidad una resolución donde se solicita al Ejecutivo proceder al cierre de las compuertas de Rolito cuando la Laguna Epecuén llegue a la cota 99,35 (estando hasta el día de la resolución en 99,22) para resguardar a la población de Carhué y zona suburbana. Así mismo, en ese mismo mes se empieza con el ensanche del terraplén, reubicando las piedras de voladura de su cresta que fueron lavadas por el constante oleaje y disponiendo para el mismo un ensanche de 8 metros de base y 5 metros en su cresta[14].

 

1987

  • En el mes de julio llega al Distrito de Adolfo Alsina el Ministro de Obras Públicas Enrique Serra y la Comisión Multisectorial de Carhué deja de manifiesto que se encuentra satisfecha con la puesta en construcción del canal aliviador de Laguna Alsina, obra que comenzó en marzo del corriente. Pero a su vez manifiestan su preocupación que, hasta tanto la mencionada obra se encuentre terminada y funcionando correctamente la situación hídrica de Carhué y la zona sigue siendo de alto riesgo dejando  expreso la preocupante situación del Terraplén de Rolito en la que exponen, se deben corregir filtraciones, realizar un alteo de al menos 108 mts como cota máxima, el acopio de nuevas piedras de voladura y la construcción de nuevas compuertas (las cuáles, indica la nota, estarían finalizadas para mayo). La importancia del Terraplén de Rolito y sus apremiantes mejoras quedan mejor expresadas en esta nota que la Multisectorial le hiciera oportunamente al Ministro de Obras Públicas, publicada en el Semanario El Pueblo en julio de 1987 manifestadas de la siguiente manera: “Nosotros entendemos Sr. Ministro, que dependemos de un camino convertido en terraplén, y que en las condiciones que hoy se encuentra significa un verdadero peligro para la población, por lo que pedimos encarecidamente sea tenida en cuenta nuestra propuesta de convertirlo en una verdadera e inexpugnable muralla”[15]

 

Llega Una Nueva Crisis En 1992

“Las lagunas encadenadas del sur se encuentran colmadas y sus superficies están en crecimiento. La apertura de las compuertas de Rolito hizo que fluyese el agua del Venado hacia el Lago Epecuén, operación que anegará alrededor de un millar de hectáreas estimativamente. Hipótesis optimista si no se descontrolan las lluvias.”

La Nación, 1992

 

En 1987 gracias a las presiones de las poblaciones de Guaminí y Carhué que pedían obras para solucionar el problema de raíz, el gobierno provincial inauguraba el Canal Aliviador o Canal Lucas, que derivaba el agua excedente de Laguna Alsina hacia la Cuenca del Villamanca-Salado.   

Entre 1988 y 1991 el régimen de precipitaciones fue inferior a la media (Laspiur, 2005) descendiendo los niveles de las lagunas que lograron estabilizarse esfumándose de a poco los temores de inundación. Entre esos años no solo los pobladores se fueron olvidando de la problemática sino también las autoridades responsables motivo por el cual no se realizó ninguna obra, ni se repararon o reforzaron los canales, tapones y/o terraplenes[16] (como lo afirma Balazote y Laspiur). Lo mismo sucedió con el Terraplén de Rolito que se dejó como estaba, o sea con los trabajos que le hicieron en su momento para “salir del paso”.

Desafortunadamente a finales de 1991 las precipitaciones volvieron a crecer siendo los años 1992 y 1994 particularmente críticos. Una vez más el Terraplén de Rolito estaba en la mira y muestra de ello son las peticiones de su mejoramiento y refuerzo por parte de los carhuenses y la bronca de Guaminí por su existencia que frenaba el desagüe por gravedad de Del Monte y Del Venado, convertidas en una sola.

Se dan durante estos álgidos momentos decenas de pedidos por parte de Carhué para elevarlo y reforzarlo, discusiones por la apertura o cierre de sus compuertas y hasta discusiones en el seno de los mismos carhuenses sobre la importancia de seguir apostando al sistema de terraplenes o bien, cambiar de paradigma y pedir soluciones de fondo. Y es que, como lo indica en su editorial Domigo San Román con fecha 25 de abril de 1992, algunos se posicionaban en la idea de que ya no se puede seguir avalando “que se continúe con la improvisación y las soluciones fáciles, …”[17], haciendo referencia al sistema de terraplenes como única solución.

Para 1992 la cota máxima del terraplén seguía siendo de 106 metros, las compuertas eran las mismas que se habían fijado en los críticos años ’80 y selladas de un solo lado dejando, como lo afirma Domingo San Román en la misma nota editorial, “un hueco peligroso, además de ser muy angosto y ante una posible crecida importante del agua, recibiría un fuerte y peligroso desgaste”.

En el transcurso de 1991 el diputado provincial David Hirtz y las Fuerzas Vivas de Carhué solicitan al Ministro de Obras Públicas realizar los trabajos necesarios para salvaguardar la existencia de Carhué teniendo como respuesta en la segunda mitad del año, mediante adjudicación directa a la empresa Prates y Cia., la obturación de las compuertas de Rolito mediante la instalación de una pantalla de hormigón en el lugar que ocupan las hojas de compuertas de madera[18]. Para mayo de 1992 seguían a buen ritmo las tareas de alteo del terraplén[19] cuyo objetivo era llevarlo a cota 108, y el taponamiento completo de las compuertas que ya no estaban en servicio (las primeras que habían ubicado en la mitad del mismo) y el inicio de la canalización de las nuevas compuertas ubicadas en el extremo suroeste del terraplén. Para fines de junio del ’92 las obras de alteo y reforzamiento llegaban a su final, liberando a su vez el tránsito por el mismo[20].

Pese a los trabajos realizados en el terraplén se temía por la seguridad del mismo, debido al descontento de Guaminí. Por tal motivo, en aquellos días la policía local ofrecía al intendente Guillermo Narbaitz vigilar la seguridad del terraplén y de los que allí estaban trabajando[21]. Al mismo tiempo la Dirección Provincial de Hidráulica decide abrir sus compuertas el día 7 de septiembre a las 8:10 de la mañana[22] para trasvasar agua a Epecuén dándole tranquilidad a Guaminí y calmar sus ánimos, ya que se corría el riesgo inminente del rompimiento del terraplén de Laguna Alsina ante el embate de las aguas. Estos manejos por parte de Hidráulica fueron el “resultado de las enormes presiones que ejercieron las distintas localidades” (Balazote, 1997), reflejado también en los diarios de la época[23]. Tanto es así que el intendente de Carhué se vio en la necesidad de firmar “un acta en la que deslindó responsabilidades por eventuales inundaciones a partir de la apertura de las compuertas de Rolito, (…)[24]. Se estimaba que, de no recrudecer las precipitaciones, se inundarían primero unas 1000 hectáreas de campo ubicados entre el Terraplén de Rolito y la Laguna de Epecuén, y luego de eso empezaría entrar agua a esta última cuyo nivel querían llevarlo a 70 centímetros más, tras lo cual se cerrarían las compuertas nuevamente. Esto en el mejor de los casos en los que no aumentaran las precipitaciones. En este mismo mes el intendente de Carhuéenvió una sucesión de cartas a La Plata (capital de la gobernación de la Provincia de Buenos Aires) en tono de queja y un pedido de reivindicaciones, ante las crecientes presiones de la población en su partido” (Raquel Gurevich, 1995). A tal punto llegaron las presiones que en ese año crítico las instalaciones de comando de las compuertas “debieron ser custodiadas por personal de la policía provincial” (Balazote, 1997), medida dispuesta por la Intendente interina de Adolfo Alsina Olga Urrutia de Senepart[25].

Desde ese momento y por mucho tiempo estuvo apostada una casilla (quizá la de Andres que ya había cumplido dicha función en 1986 cuando se tomaron las mismas medidas) con un policía que custodiaba el lugar por temor a que gente de Guaminí volara el terraplén o bien procedieran a la apertura de las compuertas cuando estas se habían cerrado. Mi padre, Carlos Blengio recuerda que desde su campo -predio de la ex Estación J.V Cilley- se podía ver por delante del espejo de agua ese bulto cuadrado blancuzco donde el policía se refugiaba de la intemperie.

En mayo de 1993 se vuelven a originar disputas entre Guaminí y Carhué por los niveles de la Laguna Del Monte que complicaban la seguridad del primero, motivo por el cual la balanza se inclinó sobre la decisión de abrir nuevamente la represa de Rolito, medida que fue efectuada el día lunes 24 de ese mes a las 19:30 horas, bajo órdenes del entonces Gobernador Eduardo Duhalde a través del Ministerio de Obras Públicas de la provincia a cargo en ese momento del Ingeniero Hugo Amicarelli quien le comunica dicha decisión a la intendente Interina Olga Urrutia[26], por renuncia del Int. Guillermo Narbaitz debido a discrepancias con el gobierno pcial. ante esta crisis.

Para mediados de junio del mismo año se procede al cierre de las compuertas. A pesar de todo, los trabajos en el terraplén se llevan a cabo de manera constante sabiendo que era el único resguardo para Carhué, estableciéndose como sólido terraplén y elevándolo a una altura adecuada y funcional al manejo y equilibrio en el sistema de las Encadenadas. Muestra de ello es la frecuencia de las normativas para efectuar los trabajos necesarios en el Terraplén como, por ejemplo: La resolución 4239/1993 del 24 de noviembre de 1993 donde se declara emergencia hídrica por 45 días, tiempo en el cual debía reforzarse el talud de piedra con piedra de voladura debido a su deterioro por el fuerte oleaje producido por los intensos vientos. Así mismo se debía proceder a su recrecimiento (es decir elevar el terraplén) deteriorado también por el intenso tránsito. Tan solo un mes y medio después, el 10 de enero de 1994 sale otro decreto donde se vuelve a declarar la emergencia hídrica pero esta vez por el plazo de un año donde “se plantea la necesidad de efectuar en el camino a Rolito un terraplén estable, con una cota de coronamiento compatible con el restante sistema de manejo de las Lagunas” (DECRETO 83/94- LA PLATA, 10 de ENERO de 1994.) .

Es decir que recién a estas alturas, el camino devenido en terraplén por fuerza de las circunstancias, era tenido en cuenta en su carácter funcional y formal como tal, para la defensa en el equilibrio del manejo del sistema de las Encadenadas. El 30 de diciembre de 1994 la emergencia se amplía a seis meses más, estando el terraplén nuevamente en el foco. Cito, “Dirección Provincial de Hidráulica manifiesta que la obra continúa en ejecución con más trabajos ampliatorios consistentes en la construcción de un cordón de piedra de voladura sobre el terraplén del camino a Rolito, en la margen correspondiente a la Laguna El Venado, con el fin de evitar que el oleaje generado por los vientos predominantes en la zona, mojen el coronamiento del terraplén” (decreto 4423/1994).

A partir de 1995 la situación hídrica empieza a normalizarse y las cotas de cada laguna a estabilizarse, estando las obras de alteo y consolidación del Terraplén de Rolito culminadas.

 

El "Terraplén de Rolito", meca de pescadores

A esta altura ya sabemos que las aguas que castigan sobre el “Terraplén de Rolito” pertenecen a una extensión más bien estrecha de los desbordes “normales” y semipermanentes de la laguna Del Venado, dando la impresión de ser un ojo de agua más. Salvo en Epecuen, en las lagunas grandes de las Encadenadas del Oeste y cuando las condiciones de baja salinidad lo permiten, se pueblan naturalmente de enormes cardúmenes de pejerrey.  Debido a los aportes en los 70 de Del Monte cuando se conectó con Del Venado la pesca se hizo presente también en este cuerpo lacustre.  Según los especialistas Padín y López el pejerrey tiene en Del Venado un desarrollo satisfactorio, pero con una talla mediana y pequeña (y por tal motivo de menor valor deportivo) debido a la alta competencia entre la misma especie en una laguna con poca profundidad y no tan extensa como Alsina o Del Monte.  

Por ello no tardó mucho tiempo en el que el “Terraplén de Rolito” empezó a ser atractivo para los pescadores de la zona que ahora tenían una costa cercana a Carhué (15 kilómetros) y con buen pique, a pesar del menor tamaño de los peces. Ya en los mismos meses desesperantes de 1985, antes de usar el terraplén que aún no era apto para tal fin debido a los desbordes que he mencionado, se promocionaba la organización por parte del Club de Pesca Carhué de concursos de pesca de pejerrey a orillas de estos desbordes del Venado llamada comúnmente “playa de Rolito”.

Más adelante, y estabilizada la situación hídrica en torna al terraplén, al ser una especie de escollera con pendiente bastante empinada, desde el borde del terraplén o bajando un poco sobre entre las piedras (conforme la bajante del agua) se podía realizar pesca de flote y fondo. Claro que tenía algunas incomodidades, como que la tanza se enredara en los alambrados que se iban destruyendo debajo del agua, o que se trabaran los anzuelos entre las piedras ubicadas al fondo, perdiendo así material de pesca. Sin embargo, esto no impidió que una larga fila de vehículos fuera estacionándose de temprano y hasta tarde a la vera del muelle para despuntar el vicio de la pesca, prendiendo un fueguito para el asado y disfrutando con familia y amigos. Desde Buenos Aires llegaban colectivos completos con ávidos pescadores todos los fines de semana.

Con el tiempo, esta costa sudoeste extendida de la Laguna Del Venado la empezaron a llamar vulgarmente “Laguna de Rolito” en alusión al nombre que recibe el terraplén. Por entonces el Paraje Cilley tuvo un movimiento inusitado de automóviles, camionetas y hasta bicicletas con personas que se acercaban al terraplén para pescar (desde el campo de la ex estación Cilley, mi familia y yo podíamos divisar diariamente a lo lejos la larga fila de vehículos apostados durante el día sobre el terraplén, sobre todo los fines de semana).

Desde Guaminí se autorizaron embarcaciones para pesca comercial que daban trabajo a unas 30 familias que comercializaban el pejerrey en las ciudades y la región. Reservaban así la pesca deportiva para las lagunas Alsina, Cochicó y Del Monte.

La bajante de las lagunas y en especial Del Venado hizo que a partir de 2003 la actividad disminuyera y vaya desapareciendo paulatinamente hacia 2009. Hoy un oxidado cartel aún queda promocionando las bondades de este pesquero a la vera del terraplén mismo.

Sin embargo, conforme esta laguna crece y su caudal se acerca al terraplén aparecen los pescadores a buscar suerte, tal como ocurrió en 2016 y hasta 2023

 

2001. Crisis que trae una solución de fondo

En los periodos 2001-2002, la cuestión de Rolito volvería a ser tema de discordia entre las dos localidades. Y es que como dice Laspiur, 2005, había que hacer un plan integral en el manejo hídrico para que estas situaciones no vuelvan a ocurrir cíclicamente cada vez que aumentaran las precipitaciones.

Las discordias y desencuentros entre Guaminí y Carhué iban escalando en ascendente tensión con respecto, nuevamente, al Terraplén de Rolito, a tal punto que en noviembre de 2001 vuelve apostarse custodia policial que fue solicitada por el Consejo Deliberante de Adolfo Alsina a raíz de constatarse el manejo de las compuertas por manos desconocidas, luego de que se tomara la decisión por parte de Hidráulica de cerrarlas el día 5 del mismo mes. De esta manera, policías de Carhué, Salliqueló y Guaminí, se turnaron en guardias permanentes a lo largo del terraplén[27].

Como puede apreciarse, para que el problema hídrico no sea un problema cíclico dependiendo solamente de los “caprichos” de la naturaleza y de que los terraplenes no se rompan, era necesario salir de un simple sistema de compuertas, discusión que, como mencioné ya se había planteado en 1992, realizando un plan integral del manejo hídrico. El día 19 de octubre de 2001 se crea por resolución de la Autoridad del Agua (ADA) el “Comité Regional C de la Cuenca Hídrica del Río Salado” integrado por los distritos de Adolfo Alsina, Bolívar, Coronel Príngles, Coronel Suárez, Daireaux, La Madrid, Guaminí, Laprida, Puan, Saavedra y Salliqueló. cuya premisa fundacional radicaría en la participación de los distritos implicados en una política regional para el manejo del agua, dejando atrás las decisiones individuales y las medidas de emergencias desde un órgano estatal en razón de las circunstancias. El acuerdo definitivo se firmó en junio de 2003[28]. En esa oportunidad se acordó entre todas las partes un Manual de Operaciones del Sistema de las Lagunas Encadenadas, priorizando los cascos urbanos y el manejo consensuado de las medidas de control entre lagunas que tras 20 años sigue siendo aplicado.

De todas maneras, hasta que eso pasase y ante cualquier eventualidad, ya teníamos a un defensor y guardián de nuestra existencia, un terraplén bien establecido en el denominado “camino de Rolito” en condiciones de defendernos y con compuertas resistentes y operables.  El problema ya no era la inestabilidad del terraplén, sino la tensión entre Guaminí y Carhué en torno a la apertura o cierre de sus compuertas y cuánto tiempo estarían abiertas o cerradas.

 

2017. Lluvias que traen nuevas obras al sistema

Hasta el año 2014 el sistema se vio favorecido por la normalidad en las precipitaciones lo que hizo que las lagunas, bajen a niveles ya no recordados y anteriores a las crisis de 1985. Fue entonces que un importante aumento en las precipitaciones que se dio hasta 2017 hizo rememorar los temores del crecimiento de las lagunas y de la inacción de los entes que debían realizar mantenimiento de compuertas, sistemas de bombas y terraplenes.

Los recurrentes pedidos del Comité de Cuenca a través de las comisiones asesoras locales de Guaminí y Carhué no eran correspondidos dado que no había agua, por ende, no había peligro ni problema.

Sin embargo, el agua propia de la cuenca tras mayores lluvias, levantó los niveles de las lagunas retomando la percepción de un peligro dado los aumentos de los problemas de napas y cortes de caminos linderos a las lagunas.

En 2017 la Autoridad del Agua, la Dirección de Hidráulica y el gobierno provincial comenzaron a hacerse eco del tenso clima existente en las Encadenadas. Fue entonces cuando se retomaron los viejos pedidos del Comité de Cuenca de continuar con el “plan Maestro” que desde 1994 estaba paralizado.  Las obras pendientes en ese plan generaron nuevamente conflictos entre Carhué y Guaminí, se realizó una Asamblea pública en donde se dio lugar a ponencias de las distintas partes y se planteó lo que se llevaría a cabo en el sistema, paralizado y sin mantenimiento desde los años 90.

Entre 2017 y 2019 se efectuaron importantes obras del plan maestro:

  • La mejora y readaptación del sistema de bombeo de agua desde Laguna Cochicó hacia Laguna Alsina, cuya prueba piloto fue concretada el 30 de abril de 2019;
  • La construcción del nuevo Partidor de Piñeyro (en Coronel Suárez) inaugurado el 23 de julio de 2019. Con respecto a la importancia de esta obra, el diario on-line La Nueva de Bahía Blanca lo expresaba así:

El Partidor de Piñeyro es un sistema de compuertas ubicado sobre el río Sauce Corto, el curso de agua que nace en las sierras de Ventania y desemboca en la laguna Alsina (Guaminí).

Su función es, precisamente, “partir” las aguas del Sauce Corto; de esta forma, pueden ser derivadas hacia las Encadenadas del Oeste (Alsina, Cochicó, Del Monte, del Venado y Epecuén) o al arroyo Huascar.

Este es un aspecto central de la obra, ya que el sistema de las Encadenadas del Oeste es cerrado (no tiene salida al mar) y cualquier exceso de agua extraordinario dentro de la cuenca eleva el nivel de las lagunas, poniendo en serio riesgo de inundación a las localidades cercanas, como Guaminí y Carhué.

En cambio, el arroyo Huascar desemboca en la cuenca del Vallimanca y, de allí, a la del Salado, que sí tiene salida al mar.”[29]

  • La canalización, limpieza y ensanchamiento del Arroyo Huascar con el objetivo de duplicar su capacidad de conducción de agua, y la ejecución de alcantarillas laterales que facilitará el escurrimiento de la misma hacia ese canal[30]
  • La instalación, a su vez un sistema de claquetas que permitirá el escurrimiento del agua de los campos hacia el canal principal impidiendo a su vez el ingreso de agua desbordada desde el canal hacia los campos.[31]
  • Este conjunto de obras se vio coronada con la reparación total del sistema de compuertas del Terraplén de Rolito. Para ello se procedió a la reconstrucción de guías y perfiles, y colocación de cuatro nuevas compuertas construidas de “acero naval” en los talleres del Astillero Río Santiago (Partido de Ensenada sobre las márgenes del río homónimo). Dicha obra se dio por concluida a fines de octubre de 2019[32].

Con la instalación de las compuertas en el Terraplén de Rolito, se concluía así, con la refuncionalización del sistema de las Encadenadas del Oeste bajo la gestión de la Gobernadora María Eugenia Vidal (2015-2019), con el fin de evitar futuras inundaciones.[33]

Desde entonces se estableció un protocolo trimestral de mantenimiento de operabilidad de compuertas del sistema.

 

Conclusión

A pesar de su resistencia frente a sus enemigos y los embates de las aguas que más de una vez amenazaron en hacerlo desaparecer, allí se encontraba él, el Gran Guardián de nuestra ciudad, sólido y fuerte, impávido, incólume y orgullosamente erguido sobre la llanura bonaerense en su firme propósito de impedir que las aguas, de volver a amenazar, tocasen a su perpetuo y sempiterno protegido, Carhué.

Sin lugar a dudas, un verdadero monumento a la esperanza, la lucha y el tesón de un pueblo que se niega a desaparecer.

 

 

[1] Para la realización de este segmento conté con los aportes de la siguiente bibliografía y recursos:

  • Laspiur, Roberto Hugo (2005). “Cien Días en la Inundación de Epecuén”.
  • Partarrieu, Gastón (2010) “Epecuén, lo que el agua se llevó”.
  • Geraldi, Alejandra M. (2010). Tesis “ESTUDIO GEOAMBIENTAL DE LA CUENCA LAGUNAR LAS ENCADENADAS DEL OESTE”.
  • Entrevista a Carlos Ernesto Blengio (principios de 2020).
  • Balazote, Alejandro (1997). “Aguas que nos has de beber…”, del V Congreso de Antropología Social en la UBA.
  • Cambio2000 (diferentes notas en el segmento “Que veinte años no es nada…”).
  • Gurevich, Raquel (1996). Políticas Públicas y Gestión del Medio Ambiente: el caso de las inundaciones en el sistema de las encadenadas.
  • Padín, Oscar H. y López, Hugo L., “Panorama pesquero de las Lagunas Encadenadas del Oeste”.

[2] Geraldi (2009)

[3] Geraldi, Alejandra M, 2009, pág. 100.

[4] Laspiur, Roberto Hugo, “Cien días en la inundación de Epecuén”, 2005.

[5] Laspiur, 2005.

[6] Entrevista a Carlos Ernesto Blengio.

[7] Geraldi, 2009, pág 104.

[8] Entrevista a Carlos Ernesto Blengio.

[9] El Pueblo, 1979

[10] Idem.

[11] Entrevista a Carlos Ernesto Blengio.

[12] Laspiur, 2005

[13] El Pueblo, 5 de julio de 1986.

[14] El Pueblo, 27 de septiembre de 1986.

[15] El Pueblo, Nº 37, Julio de 1987.

[16] El Pueblo, editorial de Domingo San Román, 25 de abril de 1992

[17] El Pueblo, editorial de Domingo San Román, 25 de abril de 1992

[18] Cambio2000, Año XI, N° 620 (01-12-2011).

[19] El Pueblo, 25 de abril 1992. Nº34

[20] La Nueva Provincia, 27 de junio de 1992

[21] Cambio2000, Año XI- N° 620 (31/05/2012).

[22] El Pueblo, 8 de septiembre de 1992.

[23] “El Día” de la Plata, 5 de septiembre de 1992

[24] Clarín, 8 de septiembre de 1992.

[25] Nueva Era, 1993

[26] La Nueva Provincia, 26 de mayo de 1993.

[27] Cambio2000, Martes 13 de noviembre de 2001.

[28] http://intra.ada.gba.gov.ar/intra/infoagua/201009/noticias/405638.html

[29] La Nueva.com, 15 de abril de 2019.

[30] La Nueva.com, 23 de julio de 2019

[31] Idem.

[32] La Nueva.com, 3 de noviembre de 2019.

[33] Idem.

TERRAPLEN DE ROLITO
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