LOS PETRUCCELLI

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UN MATRIMONIO DE AGRICULTORES

DURANTE LA CAMPAÑA DEL DESIERTO

A los agrarios disciplinados en las filas de la Federación Agraria Argentina siempre nos interesó aquella positiva e histórica acción del ejército contra la ocupación indígena, en su estado salvaje, de buena parte de nuestro territorio. Fue un acto positivo, de singular valor que  terminó con los frecuentes y violentos malones, en estancias y poblaciones urbanas, donde tomaba alevosamente a pobladores, tomaban cautivas a centenares de mujeres, y arreaban miles de cabezas de ganado. Merced a la liberación de aquél constante peligro pudo extenderse la acción civilizadora del hombre y del arado, en función de sus actividades agropecuarias.

Vamos a ofrecer el testimonio de un inmigrante italiano qué acompañó al ejército expedicionario en el año 1876 al mando del ministro de Guerra y Marina doctor Adolfo Alsina. Se llamaba aquel inmigrante Vicente Petrucélli, llegado al país en 1865 junto a su hermano Luis. Ambos se enrolan en Bahía Blanca para conducir las carretas que llevaban los víveres para la tropa. En el año 1936, él que esto escribe tuvo la oportunidad de entrevistarlo en su modesta casa de Carhué, donde vivía con su esposa, doña Joaquina Celutti de Petrucelli, nieta de un sargento de ejército e hija del maestro de música de la banda del regimiento expedicionario dé aquella campaña. Ambos sobrevivientes —cuando los entrevistamos—hablan cumplido los 80 años de edad, cuya fotografía ilustra esta nota.

Nuestra nota —publicada en LA TIERRA de fechas 24 y 31 de marzo de I 1936— contenía  importantes episodios de luchas y malones» entre los cuales transcribimos los siguientes fragmentos:

"Corría el año 1834. Del territorio de I Chile salía un contingente de nativos llamados "Pampas”. Cruza nuestra cordillera se interna en nuestro territorio y se establece en el lugar denominado Chiloé, detrás de las Salinas Grandes. Capitaneaba este grupo de indios chilenos un hombre que luego, al correr del tiempo, se convirtió en uno de los más feroces y poderosos caciques de su tiempo, que llegó a dominar en la provincia de Buenos Aires 2.500 leguas de territorio. Fue tan grande su poder, qué durante muchos años fue el terror del sur y llegó a imponer condiciones de "paz” a gobernantes; hasta mantuvo correspondencia con las más altas personalidades civiles y militares, entre estos últimos podemos citar al general Urquiza y al general Mitre cuando este último ocupaba la primera magistratura de la Nación.

Aquél famoso cacique se llamaba CaIfulcurá y su dominio duró 40 años.

Al extraordinario poder del cacique de los "pampas" se le opone el poder del Estado el Ejército. Calfcurá falleció el 4 de junio de 1873 en tas Salinas Grandes. Antes de morir le encargó a su sucesor —su hijo Namuncurá—"que no sé dejase despojar por los cristianos de las tierras de 'Carrú' ", que quería decir "siempre verde"; se refería a Carhué. Pasaron un poco más de dos años cuando el Superior Gobierno Nacional, frente al tremendo azote que significaban los malones de los indios en las poblaciones y estancias, resolvió iniciar una nueva campaña contra el indio. Precisamente, en aquella época, hablan los indios saqueado las tres únicas casas dé comercio, "pulperías", entonces llevándose todo y quemando los edificios, matando a cuanto hombre encotraban en su paso, llevándose cautivas a las mujeres y a los niños, más unos 40.000 animales vacunos. Aquella campaña se inició el 14 de abril, de 1876 arrancando de la frontera sur (Fuerte General Lavalle) con 1.100 soldados al mando del coronel Nicolás Levalle marchando junto a las tropas el ministro de Guerra, doctor Adolfo Alsina y su Estado Mayor. Llegaron a Carhué el 23 del mismo mes y levantaron un fortín. Alsina resolvió cavar una zanja profunda para mantener alejado al indio. No alcanzó a concretar sus planes, dado que se enfermó y se hizo conducir a Buenos Aires, donde murió el 29 de diciembre del año 1877. El general Julio A. Roca, en el año 1879, concreta la Campaña del Desierto, venciendo toda resistencia de las tribus para siempre.

NARRACIÓN DE PETRUCELLI Y SU ESPOSA

Contestando a nuestras preguntas nos dijo Petrucelli: "Nuestra participación en aquella cruzada fue voluntaria, siendo contratados para conducir las carretas que llevaban los víveres, en total siete civiles. Desde Bahía Blanca a Carhué encontramos grandes obstáculos naturales, además de los indios, quienes, durante el día nos observaban desde lejos y de noche se acercaban con la intención de sorprendernos y matarnos, para apoderarse de las carretas, los bueyes y los Víveres, pero los soldados los vencían fácilmente. Al preguntarle sobre la personalidad del coronel Levalle, nos contestó así. "Fue un hombre muy valiente y patriota, Recuerdo —agregó— qué en una oportunidad en que los víveres faltaban casi por completo y, en consecuencia, se observaba un enorme malestar en las tropas, por recargo de servicio y las continuas incursiones de los indios al fortín, del comando general se recibió una orden de salir en persecución de los indios. Pero, ¿cómo hacerlo en el estado de ánimo que se encontraba la tropa?". (Continuará)

ANTONIO DIECIDUE

Extracto de una nota periodistica realizada en el año 1979. Revista “La Tierra”. Gral Mitre 1132.(2000) Rosario (Santa Fe) Editor responsable federación Agraria Argentina. Director Humberto Volando.  Junio de 1979. Esta nota se encuentra el archivo del Museo

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